Liga BBVA
El Deportivo se suma a la fiesta del Barcelona
El Camp Nou despidió a lo grande a su capitán, que no aguantó la emoción. El Dépor remontó dos goles para salvarse
El Deportivo se sumó a la fiesta del Barça. La fiesta de los campeones y la fiesta de despedida a Xavi, un futbolista para los anales. Todos contentos en el Camp Nou. Los campeones y los que seguirán un año en la Liga BBVA después de su heroica remontada. Pero nadie se emocionó ayer más que Xavi. En pie, la afición le despidió con una enorme ovación cuando Luis Enrique decidió cambiarle a pocos minutos para el final del partido . El capitán devolvió ese cariño aplaudiendo a la grada y lanzando besos, después se abrazó a Iniesta, se sentó en el banquillo y rompió a llorar. Nunca más jugará en el Camp Nou como local.
Xavi se despidó como solo lo hacen los más grandes. Con el cariño de los suyos y el éxito en la cartera. Emblema de una manera de jugar, de una manera de entender el fútbol, el capitán del Barcelona ya es eterno. Deportista de pies a cabeza, Xavi no olvidará nunca lo que vivió ayer en su estadio . «No sabéis lo orgulloso que estoy de ser jugador del Barça. Somos el mejor club del mundo, digan lo que digan», le dijo al público entre lágrimas y con la voz medio rota. Su mujer y su familia le miraban y sus compañeros se enfundaron una camiseta con el dorsal «6» antes de mantearle. No hay un mejor adiós.
El milagro galleg0
La fiesta fue completa porque el Déor se llevó un punto milagroso que le permite seguir un año más en la élite. Y lo hizo contra las cuerdas, cuando peor lo estaba pasando y cuando el descenso parecía un destino seguro. Se topó el equipo de Víctor con un Barcelona muy distinto al habitual. Vermaelen, por ejemplo, fue titular y demostró ser un defensa de garantías si las lesiones le respetan. Masip también entró en el equipo, dando matemáticamente el trofeo «Zamora» a Claudio Bravo.
Pero el que no rota nunca es Messi, que ha participado en las 38 jornadas de Liga. Sabe dosficarse el argentino, que tiene la vista puesta en las finales de Copa y Champions. Aún así, a medio gas, le alcanzó para anotar dos goles más a su cuenta. Uno a pase de Rafinha y otro a pase de Neymar, tan generoso como siempre con su compañero. No era la mejor versión del Barça, pero el Deportivo no daba señales de vida y el equipo de Luis Enrique monopolizaba el balón en campo contrario.
El drama estaba servido en La Coruña, que caía embalado al pozo de Segunda, hasta que Bartra se lesionó, dejó a su equipo con diez durante unos segundos y el Dépor se convirtió en el más listo de la clase aprovechando su superioridad. Lucas Pérez daba esperanza al equipo gallego. Esperanza convertida en euforia cuando Salomao empataba el marcador, haciendo inútil la goleada del Eibar. Pitó Clos Gómez y los dos banquillos saltaron de alegría. La fiesta de Xavi fue la de todos, como no podía ser de otra forma.
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