Champions League

El Atlético resistió a un buen Real Madrid

El Madrid dominó el juego durante más de una hora, pero no lo concretó. El Atlético sufrió y acabó creando peligro (0-0). Se decidirá en el Bernabéu

El Atlético resistió a un buen Real Madrid afp

Hughes

El Madrid debía marcar y el Atlético no recibir, o sea, que Simeone puede estar contento. En la previa, los entrenadores habían dado la versión «4G» sí mismos. Ancelotti, con esa chulería blanda del Ben-Hur se arriesgaba a que alguien le pudiera decir a su vez el «Agur, Ben-Hur». El Cholo tensaba advirtiendo sobre el Madrid: sería el de aquel 0-3 copero. [ Así hemos contado el partido ]

Es decir, un Madrid total. Total porque correrían todos. Nada de la mitad Preisleres y la otra mitad Ambrosios. Por si fuera poco, había recibido una doble sesión táctica. Para qué queremos más. En consecuencia, los dos equipos fueron apasionadamente ellos mismos en un choque vibrante.

Del ambiente, una nota: el himno de la Champions es lo que más efecto tiene en la gente. Si el Madrid gana la undécima que Florentino lo pida en propiedad. Otro más para los prolegómenos de Chamartín. El Madrid jugó mejor que en Barcelona. Más de una hora de dominio pocho, pero en este caso sin un minuto de contemporización.

Varane se desquitó sobradamente de aquel 4-0 liguero y Ramos subió el nivel hormonal del Madrid. Los de Ancelotti, antes de tener la pelota, iban a hacer algo: disputarle al Atleti el monopolio de «lo viril».

El Madrid inició y acabó el primer tiempo perdonando. Bale, solo ante Oblak , no pudo con el portero. En el final, un pase de Carvajal no lo aprovechó Benzema. Entre medias, un juego muy completo en el que fue digno de la relación del club con la Copa de Europa.

Ramos comenzó no apocándose antes los balones largos a Mandzukic . Dijo: Nuestros. A partir de ahí, Modric y Kroos y una movilidad arriba difícil de neutralizar. El Atleti ni contragolpeaba y sobre la media hora además comenzó a sufrir. Benzema hizo un «eslalom» perfecto, luego un control impropio del ambiente. A veces parece que a Benzema sus propios gestos le bajan la tensión. Hubo un chut de Bale desde fuera, de Modric, otra contra de Bale y acercamientos de James, que corrió como un desesperado. Las carreras de James transmiten, como las de Raúl. Eso se tiene o no se tiene.

Lo del Madrid era más que un merodeo y la BBC aún amenazaba. El público se dio cuenta y gritó su nombre. Atronó la grada y se desveló el agonismo rojiblanco en su perfecta comunión. Simeone ha conseguido que el Calderón sea una Pasión. El fatalismo rojiblanco se une al cholismo justo en la alocada celebración del sufrimiento. Cuanto más moría e Atleti más cosas sentía la hinchada y mayor era su fe.

El Atleti eran gritos, orgullo y córneres que iba luchando como pequeñas victorias. Lo que tuvo, un tiro de Griezmann que paró Casillas, se produjo sólo tras un regalo de Ramos .

Y el Madrid no sólo superó el terror del balón parado; además aprovechó esos saques de esquina con rapidísimas jugadas de Casillas para Benzema o con la progresión inolvidable de Varane por banda derecha. Ahí había premeditación, estudio. No se puede criticar al Madrid del primer tiempo, mejor incluso que el de Barcelona.

¿Se entrena la suerte? ¿El instinto? ¿Se le puede conseguir a Benzema un colmillo helicoidal? Pero el mejor Madrid en tiempo llegaba 0-0 al descanso. El Atlético de Simeone es como la salmuera que han encontrado en Marte. La «vida atlética», el hilo de vida simeónico sobrevive a casi todo. El Atleti se agarraba a ese 0-0 como un lactante.

Griezmann intentaba sacar algún ataque y Mario sostenía la media, pero se encontraron con un Madrid muy inteligente que presionó bien y recurrió, también, a la falta táctica. En Europa, el Madrid se mete en el barro, sufre en Europa y se luce en España. También colaboran los arbitrajes, que no flaquean ante la sed local de tarjetas.

Con Modric de sostén ahí, el ataque se enhebraba con las sutilezas en la mediapunta de James y Benzema. Inconcretos, decididamente blandos. La cosa recordaría a lo de Barcelona también por la falta de gol.

Hubo una larga posesión en campo del Atlético en la que el Madrid rozó el amaneramiento. Los deberes del Atleti eran no recibir y ya supo que no pasaría. Y para colmo empezó a asomar Arda. Pero fue un tiempo para cada uno, no simplifiquemos. El Madrid tuvo la hora del Camp Nou.

Una jugada espectacular de Marcelo acabó en nada con el intermedio de una dejada versallesca de Benzema. Con ese gesto proclamó que no iba a rematar. Entró Isco. Con él en campo y Marcelo campando a sus anchas, debieron sonar compases de fado, pero el Madrid se resiente de no tener otro nueve convincente.

En el Atleti, entró Raúl García (Simeone se apodera de Raúl García como Bran Stark de Hodor). Arda se liberó y salió Torres. El partido cambiaba. En esos minutos, en el Madrid volvió a destacar Sergio Ramos. Sus cortes eran espectaculares. Ramos se está construyendo una leyenda en esta competición. Casillas despejó el peligro con una mano humilde y Arbeloa puso su pecho ante el gol. Ahora tocaba el agonismo blanco. El 0-0 lo hubiera firmado el Cholo y tiene un efecto. Crece a medida que se aleja el pitido final del árbitro.

El Atlético resistió a un buen Real Madrid

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