Tragedias

Salvajadas que conmocionaron al mundo del fútbol

El tiroteo al autobús del Fenerbahce que ha paralizado la liga turca es el último episodio de una dura lista de tragedias provocadas por radicales

Salvajadas que conmocionaron al mundo del fútbol REUTERS

A. S. MOYA

El tiroteo al autobús del Fenerbahce que ha paralizado la liga turca es el último episodio de una dura lista de tragedias provocadas por radicales

Salvajadas que conmocionaron al mundo del fútbol

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Un aficionado rescata un cuerpo de una de las montoneras REUTERS

La tragedia de Heysel

Una de las citas más negras de la historia del balompié tuvo lugar en el tristemente recordado estadio de Heysel, en Bruselas. Con motivo de la final de la Copa de Europa del año 1985 entre Juventus y Liverpool, miles de aficionados de uno y otro equipo se desplazaron hasta la capital belga para vivir en directo el histórico partido.

Los disturbios no tardaron en llegar. Una hora antes del encuentro, «tifosis» y «hooligans» desencadenaron una batalla campal dentro de un recinto con más de 50.000 personas en su interior. La valla que separaba a ambas hinchadas cedió ante el empuje de los ingleses, iniciándose así una estampida que acabó con decenas de italianos aprisionados contra los muros de contención.

El balance no pudo ser más demoledor: 39 muertos, de los cuáles 32 eran italianos, 4 belgas, 2 franceses y uno británico.

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El caos se desató en el césped y en las gradas de Port Said REUTERS

La matanza de Port Said

En febrero de 2012, Egipto fue el escenario de una de las batallas más sangrientas que se recuerdan en torno a un estadio de fútbol. 74 muertos y 248 heridos es el negro balance que dejó la batalla campal de Port Said , estadio donde se estaba desarrollando un encuentro de fuerte rivalidad entre el Al-Ahly y el Al-Masry.

Miles de hinchas locales saltaron al campo ante la sorpresa mayúscula de una policía desbordada. Una vez en el pasto la emprendieron a golpes con cualquier objeto contundente que tuvieran a mano, lo que motivó una salvaje estampida que dejó una ristra de cadáveres bajo la muchedumbre. Otras, en cambio, perecieron apuñaladas.

Hasta los propios jugadores del equipo visitante tuvieron que salir a la carrera ante el despropósito que se avecinaba. «Las fuerzas de seguridad nos han abandonado, no nos han protegido. Un seguidor ha muerto en los vestuarios delante de mí», relataba el veterano jugador del Al-Ahly, Mohamed Abutrika, la mayor estrella del fútbol egipcio, mientras describía la escena vivida como «la guerra».

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El portero Kodjovi Obilale fue alcanzado por las balas REUTERS

Tiroteo mortal contra la selección de Togo

La víspera del inicio de la Copa África de 2010 estuvo marcada por la más absoluta barbarie. El autobús en el que viajaba la selección de Togo rumbo a Angola (país anfitrión) fue tiroteado por un grupo separatista que ya había amenazado previamente con dinamitar el torneo. Tras las balas llegaron las lágrimas. En el violento incidente murieron el conductor, el técnico asistente y el jefe de prensa, además de resultar heridas siete personas, entre ellas el portero Kodjovi Obilale.

Tras lo sucedido el combinado togolés tomó decidió no participar en la Copa África, mientras que el por entonces capitán Emmanuel Adebayor anunció que no volvería a vestir más la camiseta nacional. «Seguimos repitiendo que tenemos que cambiar nuestra imagen si queremos ser respetados, y por desgracia eso no está ocurriendo. Muchos jugadores quieren irse. Han visto la muerte y quieren volver con sus familias», aseguró.

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Los periódicos se hicieron eco de la tragedia ARCHIVO

La fatídica puerta 12 del Monumental

El 23 de junio de 1968 tuvo lugar la mayor desgracia en la historia del fútbol argentino. Obviando el plano deportivo, donde River y Boca firmaron un tedioso empate a cero en el Monumental, aquel «superclásico» será recordado por la muerte de 71 aficionados, aplastados en medio de una avalancha que pudo haberse evitado de no haber estado supuestamente cerrada la fatídica puerta 12.

El diario Clarín reconstruyó aquella dolorosa tarde con el testimonio de algunos supervivientes, «en un principio era una avalancha normal, pero después se acrecentó. Iba por el aire, sin tocar el piso. Algo empezó a salir mal. La avalancha se detuvo. Cada vez estaba más apretado. Había gritos de pánico, de mucho miedo. Estábamos uno arriba de otro bajo una terrible presión que no dejaba respirar. Me caí y después me desmayé. ¿Cuál fue el motivo de la tragedia? Nunca lo conocí. Yo me salvé de milagro», describía con voz quebrada el hincha xeneize Miguel Durrieu.

Las declaraciones sobre la presunta negligencia se iban sucediendo. Enrique Acuña revelaba «que diez minutos antes del final del partido, la Puerta 12 estaba cerrada. Mi hijo de 10 años se desmayó y quise salir por ahí, pero me vi obligado a subir con el nene en brazos y buscar otra salida. La puerta estaba cerrada, yo la vi. Y para peor, cuando la abrieron, quienes estábamos en las primeras filas nos encontramos con los molinetes. Fue tremendo, señor».

Otros en cambio acusan a la policía de provocar la tragedia, «Hubo agentes que actuaron sobre la gente que se concentraba por la escalera de la Puerta 12, mientras era obstruida por la Policía montada. Allí se produjo el desbande y la tragedia. La puerta estaba abierta y los molinetes, retirados. Yo estaba ahí y doy fe de ello», aseguró en 1988 el ex inspector general de la Municipalidad, Juan Carlos Tabanera. La incertidumbre que rodea al suceso sigue vigente hoy día.

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El césped del Burnden Park se convirtió en un improvisado hospital ARCHIVO

«Burnden Park disaster»

Corría el año 1946 cuando tuvo lugar el primer drama de la historia del fútbol inglés. En medio de un partido de Copa entre el Bolton y el Stoke City, ambas hinchadas empezaron una pelea que a la postre acabaría provocando decenas de muertos y cientos de heridos. La tremenda expectación que generó aquel emparejamiento llevó a que accediese mucha más gente de la permitida a las gradas del estadio Burnden Park.

Al desatarse la batalla, cientos de aficionados trataron de ponerse a salvo. Sin embargo las vallas de contención cedieron ante el exceso de aforo y el empuje de la muchedumbre, lo que se tradujo en numerosas avalanchas. Treinta y tres personas perecieron aplastadas o asfixiadas y otro medio millar de aficionados resultaron heridos. El césped se convirtió en un improvisado hospital, pero el duelo no fue suspendido ante el temor de que los incidentes se hubiesen agravado.

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La policía peruana disparó gases lacrimógenos contra los hinchas ARCHIVO

La trifulca mortal del Estadio Nacional del Perú

El 24 de mayo de 1964, el Estadio Nacional de Lima fue testigo de la considerada hasta la fecha la mayor tragedia dentro de un estadio de fútbol, con una suma total de 312 muertes. Todo transcurría con normalidad en un partido entre las selecciones de Argentina y Perú, clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio, cuando una decisión arbitral desató la desdicha.

A falta de 6 minutos para el final el árbitro anuló un gol a Perú que hubiera supuesto el empate a uno, lo que provocó que varios hinchas locales enfervorecidos saltara al campo con intención de agredirle. Para contener a los violentos la policía utilizó a varios perros entrenados, en un gesto que la multitud interpretó como el pistoletazo de salida de una brutal trifulca desatada en las gradas.

Ante el feo cariz de los acontecimientos, la propia policía peruana intervino lanzando gases lacrimógenos, motivo por el cual se produjo una avalancha que acabó aplastando a cientos de aficionados contra las puertas de la tribuna norte, cerradas a cal y canto. Más tarde se descubrió que la policía había ordenado obstruir dicha puerta para intentar que los seguidores se calmaran y regresaran a sus localidades. Ese día fallecieron un alto número de niños y ancianos.

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A los seis minutos de partido se desató el pánico en la grada ap

El drama de Hillsborough

Cuatro años después de lo acontecido en Heysel, una avalancha en el estadio de Hillsborough (Sheffield) acabó con la vida de 96 aficionados en un partido entre el Liverpool y el Nottingham Forest. No se habían disputado ni seis minutos de las semifinales de la FA Cup cuando se produjo la funesta tragedia, que dejó además alrededor de 750 heridos.

La investigación posterior concluyó que las causas no habían tenido que ver con ninguna acción violenta por parte de los seguidores, sino a causa del exceso de aforo y el mal estado del estadio, que no cumplía los requisitos de seguridad necesarios. «La policía alteró las pruebas sobre lo ocurrido y trató de echar la culpa a los aficionados», señaló el actual primer ministro inglés, David Cameron, en 2012.

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