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El Barça utiliza la final de Copa
Bartomeu sabe que la polémica en la elección de la sede de la final daña la imagen del Real Madrid
Josep Maria Bartomeu es un presidente acorralado. Obligado a convocar elecciones tras la derrota del Barcelona en Anoeta , los juzgados tampoco le dan tregua. El mandatario azulgrana necesita desviar la atención mediática y con la elección de la sede de la final de la Copa del Rey ha encontrado un filón. La buena trayectoria del equipo de Luis Enrique ha calmado un poco los ánimos en el siempre agitado entorno «culé», pero nunca está de más acentuar el papel de poli malo del eterno rival, el Real Madrid. El Barça no se baja del burro y piensa pedir oficialmente el Santiago Bernabéu cuando la Federación Española cite a los dos finalistas en los próximos días. Saben los azulgrana que es una opción inviable, pero se van a empecinar para intentar minar un poco la imagen del club blanco.
De cara al público, los azulgrana tirarán del hilo del Bernabéu , obligando al Madrid a encontrar alguna razón para que la final no se dispute en su estadio. Están convencidos en el seno del Barcelona que eso les puede hacer quedar bien ante sus socios en un año electoral como este. Pero tampoco son ajenos a la realidad y trabajan de puertas adentro para encontrar la mejor sede para la final, mientras siguen con la canción del Bernabéu cuando tienen ocasión. De hecho, en las oficinas del club ya se habla de Mestalla como su favorita para albergar el partido. Valencia es muy accesible en coche desde Barcelona y la experiencia de anteriores finales siempre ayuda a la hora de organizar el evento. Pero si Athletic y Barça estaban de acuerdo en jugar en el Bernabéu, no lo van a estar en hacerlo en Mestalla. En Lezama contemplan el estadio de La Cartuja como principal opción y cuando reciban la negativa oficial del Madrid, empezarán las difíciles negociaciones entre ambos finalistas.
La táctica azulgrana en cuanto a la sede de la final puede acabar explotándole en sus propias manos. Si el presidente ha abogado públicamente por jugar en el Bernabéu, sus jugadores no parecen pensar lo mismo. Quizás con más experiencia que el propio presidente, a Piqué no le pillaron en fuera de juego en la zona mixta de El Madrigal: «Me da igual donde se juegue, lo único que me importa es jugarla y ganarla». Ayer, un par de días después de lograr la clasificación, ya con las ideas ordenadas y la polémica más que manida, Rafinha confirmaba que la plantilla no navega por el mismo río que su presidente. «Es normal que no quieran ceder el Bernabéu, a los del Barça tampoco les haría gracia que el Madrid jugara en el Camp Nou», exponía el hispanobrasileño. Más claro no se puede ser. La plantilla quiere estar al margen de toda polémica, pero también exige una solución rápida a un problema que podría evitarse con buena voluntad de unos y otros.
De momento, todo sigue a expensas de la reunión que debe convocar la Federación con representantes de ambos equipos. Pero el organismo ya ha dejado muy claro públicamente que si el Real Madrid no quiere ceder su estadio no van a obligarle. La pelota vuelve a estar en el campo de los finalistas. Que la jueguen.