FÚTBOL INTERNACIONAL
Kenneth Kristensen, el goleador que costó 75 kilos de camarones
El delantero noruego protagonizaba en 2002 uno de los fichajes más extraños en la historia del fútbol
El Barcelona sacaba el pasado verano el talonario para asegurarse el fichaje de Luis Suárez , el Real Madrid se gastaba millones de euros en reforzar su centro del campo con Toni Kroos y James Rodríguez , mientras el Atlético tiraba la casa por la ventana en la contratación de Griezmann . Estrellas que acapararon portadas de periódicos como hace una década también lo hiciera en Noruega un delantero mucho más modesto que revolucionaba el mercado en ese país y despertaba la curiosidad del fútbol mundial. El precio de aquel fichaje resultó realmente llamativo. La directiva del Floey no tuvo que acudir a ningún banco, una lonja fue el escenario en el que se cerraba la operación con el presidente del Vindbjart, que exigió 75 kilos de camarones por su jugador.
Kenneth Kristensen defendía en 2002 el escudo del Vindbjart, modesto del fútbol noruego que sobrevive gracias al trabajo de los técnicos con su cantera. A base de marcar goles, aquel potente delantero que apuntaba a figura despertó el interés del Floey. Rival del club en el que militaba entonces el goleador, su presidente se encontró con la negativa del Vindbjar cuando llamó para intentar el fichaje del ariete.
El Vindbjar veía en la venta de su mejor jugador un negocio redondo para garantizar la continuidad de la entidad, pero el Floey, otro club igual de humilde, no le garantizaba la entrada de dinero a su cuenta bancaria. El problema es que el futbolista deseaba cambiar de camiseta. «Kenneth estaba ilusionado con la idea de fichar por el Floey y no queríamos causarle problemas. Pero tenía contrato con nosotros y había que pedir alguna compensación», explicó entonces el presidente del Vindbjart, Vidar Ulstein.
Reuniones sin acuerdo y solución
Después de mantener varias reuniones con la directiva del conjunto rival, resignados a tener que vender a Kristensen y sabiendo que no recibirían ningún dinero por él, la junta directiva del Vindbjart decidió realizar uno de los traspasos más peculiares en la historia del fútbol modesto. Ulstein encontró la solución en una petición que sorprendió al presidente del Floey: si querían firmar al jugador tendrían que pagar su peso en cajas de camarones.
Con la incertidumbre de saber si aquella extraña propuesta iba en serio, Rolf Guttormsen, presidente del Floey, se presentó en las oficinas del Vindbjart, donde esperaba ya Kristensen preparado para subirse a una báscula. Al cruzar la puerta, el dirigente comprendió que la oferta no era ninguna broma. El delantero marcó 75 kilos, peso que quedó apuntado.
Los presidentes de ambos equipos se encaminaron a continuación al puerto de la ciudad, donde se terminó de cerrar aquel sonado fichaje. Una encima de otra, los empleados de la lonja apilaron cajas de camarones hasta que alcanzar los 75 kilos del peso de Kristensen, momento en el que Guttormsen sacó su cartera para pagar el marisco. Terminaba así uno de los fichajes más extraños en la historia del fútbol.
El presidente, la plantilla y los empleados del Vindbjart se dieron una buena cena a costa del fichaje de Kristensen, un delantero cuya carrera se quedó en promesa. Su nombre, sin embargo, aún se recuerda en ambos clubes y en todo el fútbol noruego.