Atlético-Barcelona

Gil Manzano perdió el control

Gabi fue expulsado en el descanso y Arda lanzó su bota al juez de línea

Gil Manzano perdió el control EFE

Hughes

No se sabe a quién se le fue antes de las manos el partido, si a Gil Manzano o a Simeone. Las dos impotencias se resumen en Arda lanzándole su bota al juez de línea como si fuera George Bush. El auxiliar no pareció enterarse. Su concentración en la línea del fuera de juego era más fuerte que nada. Pero si no se entera de eso...¿cómo va a ver los penaltis? Arda es musulmán y culturalmente la bota es menosprecio, no agresión. ¡Ya tienen argumento para el recurso!

Los errores arbitrales explican el partido, pero no el resultado. El Atlético ha sido un cambio de agujas esta temporada. Confirmó el bache del Madrid y ahora la mejoría del Barcelona, que hace unos días sufría la peor crisis de su historia. Luis Enrique ha dado con el equipo, dicen. Hombre, es el once que dibujaban los aficionados en verano. Simeone había pasado del partido a partido al minuto a minuto. Y se notó. Ansaldi fue al Calderón con tantas ganas que acabó, como en el bulo de Cercas, en la comisaría de Arganzuela. «Un defensa atlético lastima a un policía» es el titular. Y Torres volvió a marcar antes de que los rivales pudieran encontrar el dibujo del entrenador. Quizás porque pasado el primer minuto lo tiene peor. Es decir, no falló lo psíquico de Simeone, sino lo estratégico.

Ansaldi, en comisaría

Con 1-0 cholismo sería aguantar y esperar ese gol atmosférico que llega siempre. Pero se echó arriba y llegaron las contras del Barcelona. Y qué contras. No se veían así desde Mourinho. Con 2-1, tras el penalti que le regaló el árbitro a Juanfran por su insistencia en atravesar los cuerpos, el Atleti volvió a volcarse. Qué otra cosa podía hacer, dirán. E igual que contra el Madrid en la Copa pasada creyó que tendría fútbol.

Luis Enrique le robó el estilo de vida a Simeone y al Atlético hasta le acabaron sonando las faltas. Gabi fue expulsado en el descanso , el tobillo de Messi se persiguió como una zanahoria (al revés que en boxeo, el que llega tarde no es el que se lleva el golpe) y Juanfran le sacó siete dedos a Neymar, que no respondió con los cinco de Holanda. Antes que este piedra, papel o tijera se prefiere la clásica peineta. Solo faltaba Belén Esteban rimando con Logroño.

Gil Manzano escribía su acta como Herodoto las Guerras Médicas. El Barça recordó a lo mejor de su historia menor. Ter Stegen se da un aire a Hesp o al Capitán Duff de los Simpsons y Luis Enrique se pertrechó con una bufanda-boa que le permitiría hacer el avestruz. Cardigans y bufandas definen su estilo. Al final, el Calderón parecía el esqueleto de unos fuegos artificiales que se quedaron sin explotar.

Gil Manzano perdió el control

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