La dureza del Atlético motiva a Neymar

Si algo ha caracterizado a Neymar Júnior desde su llegada al fútbol europeo es su capacidad para no pasar desapercibido en las grandes ocasiones. En su primera temporada en el Barcelona, el paulista vivió atormentado por la polémica judicial de su fichaje y lastrado por dos lesiones que le apartaron durante casi dos meses de la competición. Sus números goleadores (15 tantos en 41 partidos) no cumplieron las expectativas, pero jamás se arrugó en los duelos importantes de Champions, en los clásicos contra el Real Madrid o en los intensos choques ante el Atlético de Madrid. No en vano, nada más aterrizar en España, en la ida de la Supercopa, metió el que a la postre fue el único gol del Barça en tres visitas al estadio Vicente Calderón.

Neymar, cuya química deportiva y personal con Leo Messi pasa por un momento excelente, no se esconde en los escenarios de máxima exigencia ni teme la tensión propia de batirse contra los defensas más expeditivos. Esta temporada, la de su confirmación como futbolista de referencia en Europa, la dinámica continúa vigente. Abrió la cuenta en el Bernabéu, en el clásico que el Barça perdió a finales de octubre, anotó en los dos choques de Champions contra el PSG y volvió a ver puerta ante el Atlético en el encuentro de Liga que marcó el origen de la buena racha de juego y resultados que pasea el equipo de Luis Enrique en este inicio de 2015. No obstante, su aportación va más allá de lo meramente numérico, ya que su habilidad y velocidad genera un desequilibrio tan útil como desesperante para los rivales.

En el caso concreto de sus enfrentamientos contra los de Simeone, Neymar acostumbra a recibir marcaje de Juanfran, con el que ha mantenido duelos especialmente tensos. En la cita liguera del pasado 11 de enero, el paulista, que hace apenas dos días reconoció que los atacantes como él muchas veces están «expuestos a provocaciones», se encendió a partir de la dura entrada que le propinó el uruguayo Giménez en la primera parte y acabó encarándose con Juanfran, Raúl García y Koke, también calientes por los gestos del '11' culé, que incluso llegó a tirarle besos a los que pretendían detenerle por lo sano.

La ida de los cuartos de final de la Copa del Rey fue más tranquila en este sentido, pero en la plantilla del Atlético de Madrid aún escuece la actitud de Neymar, que esta noche entrará de nuevo por la banda izquierda para ayudar al Barça a conseguir el billete para las semifinales. Que nadie dude que volverá a pedir el balón para sacar de quicio a sus oponentes. Su atrevimiento es un tesoro, aunque a veces le pierdan los adornos excesivos.