Las claves de las dudas de Messi

«Un jugador así no puede ser tonto. Y Leo no lo es». Esta reflexión pertenece a un futbolista de la plantilla del Barcelona que comparte vestuario con Messi desde hace varios años y que no está de acuerdo con la corriente que considera que el rosarino tiene pocas luces cuando se expresa fuera del terreno de juego. Y la verdad es que el compañero en cuestión tiene razón, a juzgar por los movimientos públicos que el astro azulgrana viene realizando desde que arrancó el nuevo año. Porque Messi no habla «al pedo», como dirían dirían en Argentina. De hecho, su dimensión deportiva y comercial como futbolista le exige administrar con precisión cirujana todos y cada uno de los mensajes que genera.

En este sentido, no es casualidad ni producto de una conducta inconsciente que el «10» sembrara dudas respecto a su futuro en el Barça a través de una entrevista que se publicó durante un parón internacional, justo cuando las redacciones se secan de noticias, o que se pusiera a seguir en Instagram a Filipe Luis y Courtois, dos futbolistas del Chelsea, en plena tempestad tras la derrota en Anoeta y la destitución de Zubizarreta. Él sabe que todo significa algo, también el hecho de votar a José Mourinho para el Balón de Oro, de modo que conviene no descartar la posibilidad de que se marche a final de curso, por más que el propio implicado haya repetido en las últimas horas que no tiene «intención» de irse a ningún lado para al día siguiente, por cierto, volver a la sospecha inicial: «No se sabe donde estaré la temporada que viene».

Cobra un dineral y su cláusula es prohibitiva para todos los clubes del mundo, pero aún así Messi lleva muchos meses amagando con cambiar de aires. Según gente partícipe de su particular universo, el argentino sufre en el Barça principalmente por dos motivos. En primer lugar, duda del proyecto deportivo y teme que ello le lleve a no recuperar el Balón de Oro que Cristiano le arrebató el lunes por segundo año seguido. Además, su relación con Luis Enrique no es fluida, como tampoco lo es para otros compañeros. «No alimento polémicas», despachó el asturiano al respecto. Por otra parte, Messi se siente presionado por la presión judicial que le imputa como actor consciente de un presunto fraude fiscal de más de cuatro millones de euros.