Liga BBVa | jornada 14
Messi impulsa al Barcelona ante el Español
Un triplete del argentino propicia la reacción azulgrana ante su modesto vecino, que terminó siendo goleado (5-1) pese a adelantarse en el marcador
Igual que la temporada pasada, el derbi catalán por excelencia cayó en mitad de un puente festivo, lo cual rebajó la presencia de aficionados en las gradas en la goleada del Barça ante el Español (5-1). La coincidencia del choque con el primer fin de semana con nieve en el Pirineo obviamente no ayudó a que el clásico barcelonés recuperara parte del entusiasmo que despertaba antaño en las gradas. Con el fútbol moderno, los Barça-Español lamentablemente son un partido más. Y cuando el escenario es el Camp Nou, como fue el caso, los efectos de la desigualdad presupuestaria y deportiva entre ambos equipos son aún más manifiestos, visibles en el número de aficionados en campo y evidentes en la escasa cobertura mediática. [Barcelona-Español]
No obstante, dichos efectos se perciben antes de que eche a rodar el balón. Luego, tal y como pasó en casa del vecino poderoso, su influencia puede verse afectada por la magia de la competición y el peso de la esencia que perfectamente puede propiciar el triunfo del más débil. Rondó el Español la machada, pero la dimensión descomunal de Leo Messi, autor de un triplete, fue demasiado para los dignísimos propósitos periquitos.
Tal vez confiado en su superioridad, el Barça sufrió de entrada el inteligente planteamiento de Sergio González, que renunció a las bandas, pobló la medular desde el orden y fió las opciones de su equipo en ataque a la inspiración de Sergio García, la potencia de Caicedo y las piernas veloces de Lucas Vázquez. La primera parte blanquiazul fue prácticamente perfecta, un dechado de trabajo colectivo y solidario que contrastó radicalmente con la anarquía que destilaron los de Luis Enrique.
Faltó paciencia en la creación culé, obsesionada en encontrar espacios por el carril central que la concentración de efectivos perica monopolizó casi siempre. Mientras, con vistas al área de Bravo, el Español, a lomos de un fútbol práctico y oportuno, creó peligro de forma mucha más fluida. Tanto, que acumuló más y mejores ocasiones de gol antes del descanso.
Así, al segundo aviso, Sergio García, en zona comprometida, le robó (al filo de la legalidad) un balón a un desacertado Busquets, encaró a Piqué, quebró con agilidad y batió la portería azulgrana por el palo corto. El capitán perico, que jamás había marcado ante el equipo que le dio a conocer en la élite, terminó con cinco años de sequía del Español en el Camp Nou y confirmó que la modestia bien trabajada puede dar sustos de aúpa.
Verse por debajo en el marcador le dolió al Barça, que respondió al mazazo con desorden, individualidad e imprecisión. Horrible reacción. De hecho, con Messi todavía desconectado, Suárez desasistido y Neymar empecinado en la acción personal, el Español pudo ampliar la renta gracias a una contra que García finalizó débilmente a las manos de Bravo. Solamente al borde del descanso, cuando empezó a faltar el oxígeno en los de Sergio, el cuadro azulgrana empezó a inquietar seriamente a Casilla. A la media hora, Messi estrelló un tiro libre en el travesaño, a lo que siguió una clara llegada Jordi Alba, también servida por el argentino.
Por más que Luis Enrique se empeñe en ser imprevisible, la propuesta de su Barça se fundamenta en Messi y de Messi tenía que depender la remontada que los culés se vieron obligados a firmar ante un buenEspañol. Al día siguiente del enésimo show goleador de Cristiano Ronaldo, el rosarino, siempre dispuesto a responder en el campo, acudió al rescate de su equipo con dos acciones de genio, dos muestras de talento único que en su caso, por insistencia, son ejemplos ordinarios de su repertorio realizador.
Primero, sobre el pitido final de la primera parte, recogió en la frontal del área los despojos de una internada de Alba por la izquierda, amagó con el remate y luego, en el instante más preciso, se inventó una rosca que entró besando el palo derecho de Casilla, que encajó un gol psicológico en toda regla. El empate provisional fue letal para el Español, que literalmente se deshizo tras el descanso. Messi, en otra brillante acción cocinada desde la frontal, situó el 2-1 en el 50, demostrando que no hay descuido que se le resista.
De las dudas a la goleada
A partir de ahí, absoluta placidez para el Barça, que encontró el 3-1 a balón parado, obra de Piqué a centro de Rakitic. La pegada azulgrana abusó del Español, pero habrá que ver si este camino hacia el éxito servirá el miércoles ante el PSG, todo un coloso. En el 77, con el rival fundido, Pedro se reencontró con el gol en Liga al aprovechar un servicio lejano de Jordi Alba. Precisamente en el canario se apoyó Messi para cerrar su triplete.