El fútbol como hermandad
Aficiones Unidas, que engloba a más de 40 federaciones de peñas, cultiva el encuentro entre las diferentes hinchadas
La noticia pasó desapercibida. El 22 de noviembre, unos 3.000 seguidores del Zaragoza y del Numancia se citaron en el centro de Soria con motivo del partido entre ambos clubes, que militan en la Liga Adelante. La expedición aragonesa partió de la capital, pero también desde Barbastro, Brea, Calatayud, Calatorao, Cariñena, Épila, La Almunia, Maluenda, Morata de Jalón, Nuez de Ebro, Tabuenca, Híjar y Calanda. Los autobuses llegaron sobre las 11 de la mañana a la catedral de San Pedro; desde allí, los aficionados enfilaron hacia la Plaza Mayor, donde les esperaban los hinchas sorianos.
Aquello no fue un encuentro de bandas rivales como los de Five Points en el Nueva York del siglo XIX; o, sin ir tan lejos, como el de Madrid Río de este domingo. No hubo estacazos ni navajazos, sino migas, torreznos, panceta y tortillas de patata gigantes, regado todo con cerveza y amenizado con un concierto de jotas. A las 16.15, todos juntos al estadio de Los Pajaritos. Ganó el Numancia 2-0 , pero dentro de la jornada festiva eso fue lo de menos.
«Si se hubieran producido altercados, Soria habría salido en todos los titulares. Pero cuando se defienden los auténticos valores del fútbol, a casi nadie parece importarle», comenta José Ángel Hidalgo, secretario general de la Asociación de Federaciones Españolas de Peñas de Futbol (Afepe) , más conocida como Aficiones Unidas, que auspició el hermanamiento entre las citadas aficiones. La entidad, nacida en 2000, engloba a 45 federaciones de peñas de clubes de Primera y Segunda División, que suman un millón de peñistas. Su misión: establecer puntos de encuentro entre las hinchadas y el rechazo total a la violencia.
«Lo ocurrido en Madrid es terrible. Algunos clubes no hacen lo suficiente para erradicar el problema. La gente de bien no puede compartir el mismo espacio con unos radicales», señala Hidalgo. «En el Villarreal, el equipo del que soy peñista, hubo un conato de violencia; el club localizó a los ultras y los expulsó». Sobre la suspensión o no del Atlético-Deportivo , lo tiene claro: «Hubieran pagado justos por pecadores. De todos modos, en 2006 murieron en un accidente cuatro seguidores del Recreativo cuando viajaban en autobús para ver un partido frente al Real Madrid y el evento se celebró. Al menos entonces hubo un minuto de silencio».
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