Selección Española

Diego Costa: «Estaba angustiado»

El delantero ha necesitado 514 minutos para marcar y reconoce que lo ha pasado muy mal hasta saldar su deuda con España

Diego Costa: «Estaba angustiado» efe

Enrique Yunta

España jugó dos partidos en Luxemburgo, tan importante salvar el trámite como darle vida a Diego Costa. Se ganó a Luxemburgo para alivio de Del Bosque , perseguido por las dudas porque cuesta desquitarse de la cornada de Brasil, y también se reinsertó el «9» después de fallar lo infallable. En su séptimo partido de rojo, Costa pagó la deuda a los 68 minutos después de desperdiciar innumerables ocasiones. Todo lo demás ya no importa y se resuelve un asunto de Estado que tenía al equipo en ascuas.

En una velada de cambios, que al final se quedaron en cuatro, Del Bosque insistió en darle bola a Costa. El escenario invitaba a ello por la entidad del rival (Luxemburgo está en el puesto 47 de la UEFA) y porque ya iba siendo hora de aportar un gol, al fin y al cabo el cometido de cualquier delantero como él. Los marca a porrillo en el Chelsea y no da una con la selección, aunque ya no está el cero en su ficha. Esto ya es otra cosa. El primero, se espera, de muchos.

Y tuvo unas cuantas. Desde el minuto 3 no dejó de generar ocasiones, que eso está muy bien. El caso es que, hasta su momento de gloria, no acertó ni una. Lo probó con la cabeza, con potencia, con la izquierda y con todo lo que pudo. No entraba la pelota, pero no había reproches por su intensidad y ganas hasta que se le apagaron las luces a la media hora con un fallo de bulto, un fallo de resúmenes cómicos. [Narración y estadísticas]

Solo, delante de un portero llamado Joubert, se colocó tan mal que su remate se perdió sin remedio, una resolución de niño que le dejó hundido. Se tapó la cara con la camiseta, lamentó su suerte y de ahí hasta el final del primer tiempo ladeó la cabeza sin consuelo, un desastre consumado. Para colmo, Paco Alcácer aviva el debate con su efectividad, impecable con España también en Luxemburgo. Marcó su tercer gol en cuatro partidos.

Una vez quedó enderezado el duelo, a la selección sólo le quedó jugar para Costa. Todos para él, animado en cada acción por algún compañero que le pedía una sonrisa. Él no estaba para eso y exhibía ansiedad cada vez que se acercaba a la red, contagiado por el murmullo que se produce cuando entra en acción.

Seguía volcado en la izquierda en la reanudación y tiró tantos desmarques como pudo, enrabietado y demasiado encendido para un compromiso de guante blanco. De hecho, vio una amarilla por llegar pasado de frenada y, cuando parecía inevitable su linchamiento público, encontró un tesoro en el área pequeña en una jugada de rebotes. Esta vez sí, esta vez Costa tras 514 minutos seco.

«Me estaba molestando bastante no poder marcar. Me fastidiaba mucho. Ojalá las cosas me salgan bien a partir de ahora», manifestó el protagonista a pie de campo, empapado por el diluvio. «Cada partido es una nueva oportunidad para demostrar lo que soy, lo que tengo que ser. Ojalá que, a partir de ahora, las cosas me vayan muy bien. Estaba rayado, ofuscado. Me he quitado la presión», añadió.

Su alegría era la de todos. «Es verdad que está poniendo muchísimo interés, está deseando devolvernos con goles todo lo que le hemos apoyado. Al descanso le dije que no se ofuscase porque todo tiene su camino y con tranquilidad le va a llegar la alegría», desveló Del Bosque .

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