Las migajas, para Rosberg

Las migajas del Mundial de Fórmula 1 son para Nico Rosberg. Ahora que Hamilton se ha proclamado campeón con meses de anticipo y que nada grande se ventila, salvo los millones que reparte Ecclestone por la clasificación de constructores y los derechos de televisión, el piloto alemán se suelta el pelo. Rosberg venció en Sao Paulo, su segundo triunfo consecutivo, el quinto del año , el decimotercero de su carrera, en una soberana demostración de poder de Mercedes. El coche invencible dobló al quinto clasificado. Fernando Alonso terminó la carrera, lo cual es noticia. Decimosexto. Y Carlos Sainz, que camina por una inquietante deriva fatalista, se retiró. Lleva siete abandonos en 18 carreras.

El fantástico trazado de Interlagos, un islote entre favelas y peligro, deparó un tostón importante. Una carrera infumable dada la superioridad de Mercedes. Resulta lamentable que el líder adelante al sexto clasificado en la vuelta 48. Rosberg y Hamilton compiten en otra liga, sin oposición ni rivales. Muy aburrido.

Hamilton tiró la toalla cuando le abandonaron los neumáticos y por una vez no discutió con su compañero y enemigo Rosberg. Al alemán le preguntaron en el podio lo que se pregunta todo el mundo. ¿Por qué has esperado tanto para luchar?

Alonso completó 71 vueltas a Interlagos. Visto lo visto en la antesala de la carrera, casi es un éxito para la desdichada campaña de un doble campeón del mundo. Fue decimosexto, lejos de todo.

Carlos Sainz salió desde el callejón de garajes por un problema en el Toro Rosso y se retiró unos minutos más tarde, contrariado y con el gesto cambiado. «A ver si termina de pasar todo lo que tenga que pasar», dijo en una frase que suena repetida este año para los españoles.