Alonso estalla: «Es vergonzoso, parece que llevo un GP2»

La lamentable temporada de McLaren y sus pilotos se resumió en la frase de uno de ellos. «Esto es vergonzoso, muy vergonzoso. Parece que estoy conduciendo un GP2». Fue Fernando Alonso el que estalló con unos bramidos que escuchó todo el planeta, ya que lo dijo por la radio de su equipo, a plenas revoluciones de emociones intensas mientras trataba de evitar lo imposible: que le adelantasen la mayoría de los coches, más rápidos que el motor Honda del McLaren que él eligió en una arriesgada apuesta esta temporada. Acabó undécimo, un puesto por detrás de Carlos Sainz, un punto para su casillero. En Japón, el hogar motoril de Honda, ganó Mercedes. Ganó, claro, Lewis Hamilton con una superioridad insultante. Octava victoria del año que lo iguala a Ayrton Senna (41 triunfos en su carrera) y el tercer título a la vista. [Así narramos el Gran Premio de Japón ]

Fue una sacudida que se venía cociendo desde hacía semanas. Desde que Alonso y Button han comprobado que las evoluciones y los progresos del McLaren no se consuman al ritmo de los pronósticos de Arai, el jefe deportivo de Honda.

Salió muy bien el McLaren de Alonso y se regodeó durante unas seis vueltas del instante de placer. Era noveno en la panza del pelotón. Pero llegaron las rectas, esa cruz que condena a un coche histórico carente de caballos en 2015. Y hubo barra libre. Sainz rebasó a Alonso cantando. Y entre Verstappen y Nasr le hicieron un sandwich a Button en el mismo final de recta. Alguien habló con Alonso desde el garaje y éste soltó toda su rabia por la radio: «¿Como tienes los neumáticos?», le dijo su ingeniero. «Parece que estoy conduciendo sobre hielo. No tengo nada de agarre. Esto es vergonzoso, muy vergonzoso. Parece que estoy conduciendo un GP2, motor de GP2».

El español fue cayendo en la tabla de posiciones, como parecía cantado antes de la salida. También lo pasó Ericsson. Y luego Verstappen en una incesante lucha de generaciones. « GP2, GP2» , repitió Alonso en otra comunicación radiofónica.

Herido en el orgullo después de un año catastrófico, Alonso luchó por no caer como un fardo. Conservó posiciones y rondó siempre el undécimo puesto e incluso los puntos.

La carrera no tuvo historia en lo relativo al triunfo. Rosberg volvió a salir y a permitir que Hamilton se lo merendase en las primeras curvas. Conseguido su objetivo de situarse en cabeza, el inglés gestionó el gran premio con el codo en la ventanilla de su insuperable Mercedes.