F1 | G. P. de España

Dos años sin una victoria

Alonso consiguió su último gran premio en Montmeló en mayo de 2013, con el Ferrari de cuarta generacion

Dos años sin una victoria Reuters

J. Carlos carabias

Un periodista ruso sintió una repentina curiosidad y ofreció argumentos para sostener su pregunta. «Red Bull necesitó cuatro años para ganar. Mercedes, otros cuatro años. ¿Puedes esperar cuatro años?», le dirigió la cuestión con perspicacia a Fernando Alonso. Este concretó con el mismo espíritu de síntesis. «Si me aseguras que gano en cuatro años, lo firmo». Serán entonces seis años de espera, de tránsito por un espacio que ha desembocado en cierta desatención hacia la Fórmula 1, hacia algo parecido al desinterés. Si Alonso no gana o no lucha por ello, la F1 no es lo mismo en España. El protagonista del baile lleva dos largos cursos de sequía. Su último triunfo aconteció el 12 de mayo de 2013, aquí en Montmeló, donde se puede aventurar que el McLaren no vencerá este fin de semana.

Palpita una cierta aflicción entre los pasajeros de la F1, aquellos que exprimieron, contaron o viajaron en la excitante experiencia del descubrimiento de un deporte nuevo en España y que vivieron la coronación de Alonso como doble campeón del mundo. Hay poco público en las gradas de Montmeló, las previsiones optimistas (90.000 espectadores de afluencia) no resultan muy convincentes y se tiene la certeza de que una escudería legendaria, como es McLaren, se encuentra en proceso de refundación desde las profundidades del pozo.

Habrá que observarlo con perspectiva de futuro, dicen en el equipo inglés. Honda y McLaren serán una sociedad potente, aseguran. Que Fernando Alonso y Jenson Button luchen por los triunfos es cuestión de tiempo, pronostican. La realidad numérica de las tablas de clasificación, el tótem de las centésimas, décimas y segundos decretan que hoy McLaren está en un socavón optimista . Demasiado lejos de su estatus histórico. Y demasiado lejos Alonso de pilotos menos competentes que él.

«En este deporte no tienes ninguna garantía de nada. Es demasiado complejo. Los japoneses (Honda) tienen la determinación y los medios y están decididos a ganar. Yo soy feliz», dice Alonso, quien, relajado, cuelga en Twitter una foto de él, repanchingado, pies descalzos, y su novia, Lara Álvarez, al fondo en un programa de televisión.

Hace dos años de su último triunfo en la Fórmula 1 (lleva 32). Fue con el Ferrari F138, 66 vueltas a Montmeló, 307 kilómetros y un podio compartido con Kimi Raikkonen (entonces en Lotus) y su excompañero Felipe Massa. Algo así como el canto del cisne de su etapa en Maranello. El cansancio de fines de semana sin éxitos degeneró en ruptura. Y esos barros hoy espolvorean lodos . Luca de Montezemolo, despedido presidente de Ferrari en la crisis del último curso, cuenta en la prensa italiana que 2014 se tiró a la basura porque el coche era una calamidad y que se centraron en la evolución del bólido de 2015, el que hoy conduce Sebastian Vettel.

Verdad o mentira

Nadie sabe si es verdad lo que dice Montezemolo, quien hace solo unos meses protegía y alentaba a su piloto, Fernando Alonso. Nada es lo que parece en la F1 porque la mayoría de sus inquilinos mienten.

La vida en la Fórmula 1 sigue igual. Mercedes pasea con autoridad su motor majestuoso mientras Rosberg trata de poner buena cara frente a la superioridad de Hamilton. Ferrari intenta ocultar sus desavenencias. Ha sido despedido Massimo Rivola, director deportivo que ya estaba en el equipo y Vettel reclamó como parte fundamental en su esquema de trabajo. Carlos Sainz ofrece la mejor de sus sonrisas juveniles a la concurrencia que se acerca a saludarlo. Y Fernando Alonso trata de acortar los plazos que advierten del advenimiento de un coche al fin triunfador.

Dos años sin una victoria

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