Fórmula 1

La nueva vida de Fernando Alonso

Está contento en un McLaren multicultural, comparte el espíritu de trabajo japonés y vive anónimo en Dubái

La nueva vida de Fernando Alonso EFE

José carlos carabias

Lo primero que hizo, determinado y temperamental como es, fue apagar la luz y cortar los vínculos. El mismo día que clausuró su contrato con Ferrari, aplicó un unfollow (dejar de seguir) en su cuenta de Twitter a la escudería italiana. Hacía tiempo que había sellado su nuevo destino laboral con McLaren y jugaba a los acertijos y las pistas en las ruedas de prensa. Honda impuso el fichaje de Fernando Alonso como condición expresa para volver a la F1.

El gigante de la automoción, que da empleo a 182.000 personas en todo el mundo y se distingue de sus competidores por la investigación y el desarrollo de tecnologías que permitan alcanzar la llamada movilidad sostenible, ha decidido quedarse en la F1. Invierte 500 millones y su hombre es Alonso. Así ha empezado la nueva vida del piloto español, que busca su tercer título en este «revival» con McLaren .

Alonso ya no vive en España. Ha transferido sus bártulos hasta Dubái, donde disfruta de sol a todas horas y de un bien al que siempre aspiró: el anonimato. En el emirato árabe pasea por la calle, acude a centros comerciales, practica deporte con Míchel Salgado, monta en bici por el desierto y solo de cuando en cuando, algún inglés, alemán o español residente en aquel país le reclama un selfie o un autógrafo.

En verano, cuando la temperatura del Golfo Pérsico hace temblar las pestañas, el español se desplaza a Asturias, donde residen sus padres, José Luis y Ana, su hermana Lorena y sus dos sobrinas. Ha encontrado en Dubái un buen centro de operaciones, adecuado para la F1. Desde allí las distancias son menores cuando tiene que viajar a Australia, Japón, China o Malasia.

A Japón ha volado con frecuencia en los últimos tiempos y se ha empapado de la filosofía de una nación que admira. Es conocida la fascinación del piloto por el espíritu samurái. Desde que se aficionó a la lectura por los autores del país del sol naciente, no ha abandonado el vínculo con los samuráis. «Es necesario enfrentarse a los problemas con coraje y júbilo. Si la marea sube, el barco sube también», escribió recientemente en las redes sociales.

De los empleados de Honda le satisface su laboriosidad, su plena dedicación a los objetivos. En su sede de Tokio dice haber visto pasión por la Fórmula 1 y el proyecto con McLaren. En Jerez sintió el soporte tecnológico de los nipones, pese a que la apariencia externa es que que el coche no termina de arrancar. Honda traía una pieza nueva cada día a los entrenamientos, fruto de sus investigaciones.

En la sede de McLaren en Woking ya no recuerda aquella sentencia que soltó cuando rompió amarras en 2007. «En vez de hablar, la gente envía correos a la persona que tiene en la mesa de al lado». Ahora aprecia un clima multicultural, no solo inglés. Eric Boullier, ingeniero aeronáutico francés , negoció el fichaje con su agente, Luis García Abad, durante varios meses. En Woking trabajan casi tantos japoneses como ingleses. En ese escenario de nueva vida, Alonso también ha cambiado de pareja. La periodista Lara Álvarez ha llenado de ilusión al piloto después de su ruptura con la modelo rusa Dasha Kapustina.

Hace catorce años, el asturiano no realizó ninguna pretemporada. No probó coches, ni ruedas, ni motores, ni nada. Se subió a un avión con destino a Melbourne y pilotó un monoplaza que conoció el viernes anterior a su primera carrera de F1, aquel Minardi cenicienta de la parrilla. Hace diez años, cuando ya era empleado de Renault pero no había ganado ni una carrera ni un Mundial, él mismo se encargaba de suministrar los tiempos al jefe de prensa del circuito de Jerez, Raúl Zarzuela.

Estos días, en el mismo trazado andaluz, 20.000 personas pagaron su entrada para ver una actividad escasa del McLaren en las manos de Alonso. Seis vueltas el primer día y 32 el segundo . Resultados pobres en un debut de cal y arena. Pero hoy no parece haber ninguna noticia capaz de arrebatarle el entusiasmo al piloto. «Jamás algo que valga la pena será sencillo», reflexionó imbuido por el carácter de los antiguos guerreros nipones.

La nueva vida de Fernando Alonso

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