Euroliga
El Real Madrid se exhibe en Moscú
Triunfo fundamental de los blancos con un Ayón magistral en una segunda parte para enmarcar
Crónica
El Real Madrid visitaba Moscú con la necesidad de ganar para no empezar a ver la clasificación para cuartos como una quimera y, de paso, quitarse de encima el sambenito acuñado esta temporada de equipo inofensivo a domicilio. El campeón, que sólo había ganado hasta ayer un partido en Europa lejos del Barclaycard Center , salió a la cancha consciente de la importancia del choque. El Khimki, uno de esos equipos sin nombre en Europa pero cuya plantilla asusta a cualquiera, se encontró con una versión desconocida del Madrid, en la que Thompkins ejercía de estrella . Los ocho puntos del americano, más entonado que nunca con la camiseta blanca, daban las primeras ventajas a los blancos, tan acertados en ataque como despistados en la parcela defensiva (16-22, min. 7).
La entrada en escena de Shved y Rice varió completamente el panorama del partido. Los dos bases del Khimki, un peligro en sí mismos, supieron sacar ventaja de su velocidad para encontrar a sus compañeros en la zona. Las canastas fáciles del equipo ruso fueron poco a poco estrechando el margen , mientras el Madrid se mantenía en el partido gracias a su acierto exterior, que daba signos de agotamiento poco antes del descanso (50-43).
El paso por los vestuarios sirvió para que Laso reforzara la importancia del encuentro. Ganar, para no empezar a buscar carambolas. Un gran parcial (16-1) nada más comenzar el tercer cuarto constató que los jugadores habían captado la idea y puso de nuevo al Real Madrid por delante tras un triple de Thompkins (60-66, min. 25). Llull dominaba a placer el tempo del partido, demostrando que la lesión está casi olvidada.
Por entonces, Ayón ya era el mejor jugador del partido, capaz de secar a Augustine y Davis, además de hacer estragos bajo el aro del Khimki. Un gigante el mexicano, que en ausencia de Felipe Reyes demostró que debe ser el líder blanco en la pintura. Ayón acabó con 24 puntos, 12 rebotes y 5 robos de balón, fundamental en una segunda parte que debe marcar el camino blanco lejos del Palacio .
La ventaja blanca llegó a ser de doce puntos (72-84), con Shved viendo el choque ya desde el banquillo, eliminado por faltas personales. Se confió entonces el Madrid, que en un minuto vio reducida a la mitad esa diferencia, y acabó mirando al reloj con más urgencias de las necesarias , pero que se lleva de Moscú un triunfo merecido y necesario.