Real Madrid-Olympiacos
Objetivo, frenar a Spanoulis
El desequilibrante base del Olympiacos ya amargó al Madrid la final de Londres 2013
El viernes, antes de saltar a la pista del madrileño Barclaycard Center, el Real Madrid ya sabía que de pasar a la final, allí le esperaba el que probablemente sea el jugador más decisivo del continente cuando los partidos son a vida o muerte: Vassilis Spanoulis. En el primer partido del torneo, el griego se bastó él solo para dejar una vez más en la cuneta al multimillonario proyecto del CSKA con un último cuarto perfecto. Lejos de venirse abajo por fallar sus primeros once lanzamientos, el veterano jugador del Olympiacos siguió pidiendo la pelota para convertirse, con once puntos decisivos, en el ejecutor del aspirante moscovita y en el héroe de los helenos. Una vez más.
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Cualquier otro jugador habría acusado el mal inicio. Sin ir más lejos, le pasó a Milos Teodosic, estrella del CSKA, anulado por la defensa griega y cuya presencia en semifinales apenas se notó en el último cuarto. Pero Spanoulis está hecho de otra pasta. Lo demostró en una de sus últimas canastas. Con el partido igualado y el resto de jugadores temblando, pidió la pelota, agotó la posesión en la línea de triple y, como si fuera lo más sencillo del mundo, clavó el lanzamiento.
Sangre fría
Ese es el superpoder de este griego de 32 años, su increíble sangre fría y la inagotable confianza en su calidad cuando todos los demás dudan. «Puede que naciera para esto», ha llegado a reconocer el base, nada incómodo con su papel de jugador resolutivo, que le ha llevado a conquistar tres títulos de Euroliga, en los que ha sido además premiado como jugador más valioso.
Spanoulis es la gran preocupación de los jugadores del Real Madrid en la final. Saben de primera mano que el Olympiacos es un equipo rocoso, que hace los partidos muy duros y al que es difícil dejar atrás en el marcador. Y a eso se suma un jugador con la habilidad de aparecer en los momentos clave para marcar diferencias. Ya lo sufrieron en la final de 2013 en Londres, cuando el griego se echó a su equipo a la espalda para enjugar la ventaja inicial que lograron los madridistas en el primer acto y acabar doblegándolos con 22 puntos suyos.
Sin embargo, Pablo Laso , técnico del Madrid, no se toma el choque de esta noche como una venganza. «No soy muy revanchista. Será un partido nuevo ante un Olympiacos que es un equipo muy reconocible, con un núcleo importante en los últimos años, y muy atlético. Y luego está el de siempre», explica refiriéndose a Spanoulis . «Es un gran jugador, no solo porque puede encestar en momentos decisivos, sino porque es el líder de su equipo. El entrenador contrario siempre está preocupado por él, pero si pongo a cinco defendiéndole anotará otro, como Printezis. Es clave, pero tiene grandes jugadores alrededor», ilustra sobre la forma de jugar griega.
«Hay que intentar no llegar justos a los instantes finales, porque ahí tienen a un jugador que define bastante bien», reconoció Ayón ya tras el choque con el Fenerbahçe. Un pensamiento que comparte el vestuario blanco. Así, para Sergio Rodríguez «la clave será limitar a Spanoulis, que no se encuentre cómodo, porque es un grandísimo jugador, más allá de que será un partido muy físico contra gente muy atlética». Otros como Llull prefieren destacar el potencial como conjunto del Olympiacos: «Siempre va de tapado y acaba jugando grandes partidos y estando en las finales. Va a ser un partido durísimo». O Nocioni , uno de los jugadores claves del primer encuentro, que también avisa sobre la dureza de la final. «El equipo griego ya sabemos lo que es: le pisas la cabeza una vez, dos veces, tres veces... y se vuelve a levantar. El juego que hicimos ante los turcos para ellos es como un mosquito, van a jugar mucho más fuerte que nosotros», adelanta. De la capacidad del Madrid para maniatar a Spanoulis sin descuidar a sus compañeros y sin dejar de correr en ataque dependerán buena parte de sus opciones.
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