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Extranjeros en la NBA: un centenar de estrellas cada vez más brillantes

Siete décadas después de la llegada del primer extranjero a la NBA, apenas quedan barreras para la legión de foráneos -101 esta temporada- que brilla a día de hoy en la liga

Extranjeros en la NBA: un centenar de estrellas cada vez más brillantes Reuters

Emilio V. Escudero

Hank Biasatti, un joven canadiense de origen italiano, se unió a los Toronto Huskies a mediados de 1946 casi de manera eventual. Enamorado del baloncesto desde pequeño, apenas jugó seis partidos con el conjunto canadiense en la NBA antes de comunicarles que abandonaba la liga para hacerse profesional del béisbol, deporte que le gustaba menos, pero que se le daba mejor. Lo que no sabía entonces Biasatti es que con aquel paso fugaz por la NBA, además de cumplir uno de sus sueños de la infancia, acababa de abrir la senda para que el de muchos otros chavales se hiciera realidad en el futuro.

[ Infografía sobre los extranjeros en la NBA ]

Biasatti, primer extranjero que jugó en la liga estadounidense, abrió, sin imaginarlo, el camino al resto. Un gesto casi trivial que inició el proceso de internacionalización de la NBA, donde a día de hoy un veinte por ciento de sus jugadores son foráneos. Han sido siete décadas de murallas derribadas. De mitos rotos e ilusiones cumplidas. Lejos queda ya le irrupción de Georgi Glouchkov, el primer jugador de Europa del Este que cruzó el Atlántico para jugar con los mejores. Su imagen luciendo la elástica de los Suns dio la vuelta al mundo en plena Guerra Fría. Otro pequeño paso en la apertura de la liga, que ha pasado de tener un puñado de extranjeros entre sus integrantes a superar la centena en el inicio de la temporada actual. Más allá del número de extranjeros, lo importante es la relevancia que han cobrado en los últimos tiempos.

Atrás queda la irrupción simbólica de Marciulionis o Volkov, primeros rusos en la NBA, coincidiendo con la caída del Muro de Berlín en 1989. Aquellos fichajes rompieron el hielo e hicieron más sencillo el futuro para el talento posterior. Algo parecido a lo que consiguió Fernando Martín para el baloncesto nacional. Impensable que su debut casi testimonial en la NBA en 1986 diera paso a casi una veintena de españoles solo veinte años después, con dos anillos a cargo de Pau Gasol y otro puñado de compatriotas que han dejado su sello entre los mejores jugadores del mundo.

La torre de babel de Popovich

España ocupa un meritorio quinto lugar entre los países que más jugadores han aportado a la liga estadounidense. De Fernando Martín a Mirotic, han sido catorce los baloncestistas con pasaporte nacional que han pisado la NBA con mayor o menor fortuna. Un incremento paulatino que tiene en esta temporada 2014/15 su año más prolífico, con la presencia de siete posibles seleccionables por la Federación (los hermanos Gasol, Calderón, Claver, Ricky Rubio, Ibaka y Mirotic). Solo Canadá (30), Francia (22), Serbia (21) y Australia (17) superan a España a la hora de hacer recuento de jugadores aportados a la NBA a lo largo de la historia.

El título conseguido por los Spurs hace solo unos meses es el mejor ejemplo de que la NBA ya no es solo la «liga estadounidense». La franquicia de San Antonio lo ganó con nueve extranjeros en sus filas, la mayoría de ellos, como Duncan, Parker, Ginobili o Splitter, claves en el triunfo ante Miami.

Expansión a Europa

El modelo adoptado por la franquicia de San Antonio es ya un referente en la liga, que busca más allá de sus fronteras el talento a edades cada vez más tempranas. Si antes los extranjeros se unían a la NBA con varias temporadas disputadas en Europa a sus espaldas, ahora se busca que esa explosión ocurra directamente en el torneo americano. Los jóvenes son reclutados sin apenas experiencia, en un arma de doble filo, que en muchos casos trunca carreras prometedoras.

«España es el quinto país que más jugadores ha aportado a la NBA (14)»

Uno de los que abrieron el camino, es Detlef Schrempf, estrella en los años 90, cuando comenzaron a llegar asiduamente los extranjeros a la NBA. «Al principio, éramos dos o tres los foráneos que estábamos en cada equipo. Nos costaba mucho jugar minutos. Era todo más complicado que ahora», recuerda el alemán, elegido en tres ocasiones para disputar el Partido de las Estrellas.

Schrempf recuerda que el día que vio debutar a su compatriota Dirk Nowitzki en la liga, se dio cuenta de que algo iba a cambiar. «Cada vez hay más y más jugadores internacionales que vienen a la NBA y no solo de Europa, sino de todo el mundo. Son jugadores que en muchos casos son importantes en sus equipos y que marcan la competición. Antes había muy pocos extranjeros y su presencia cada vez es más importante», reconoce el propio Dirk Nowitzki horas después de haberse convertido en leyenda de la liga .

El alemán es una de las caras visibles de esa apertura al exterior, pero no la única. La NBA ha sabido expandirse al mundo como principal arma para crecer y aumentar sus ingresos. Con Yao Ming conquistó el mercado asiático al igual que había ocurrido antes con Olajuwon o Mutombo en el continente africano. En Europa, ese idilio es anterior y amenaza con convertirse en matrimonio en un futuro no muy lejano. El proyecto para crear franquicias en el Viejo Continente es una idea avanzada que tiene en los partidos de liga regular disputados en Londres su banco de pruebas. Quizá, la última barrera que le queda al baloncesto extranjero por derribar en la NBA.

Extranjeros en la NBA: un centenar de estrellas cada vez más brillantes

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