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Dos psicólogos para Carolina Marín

La campeona de bádminton cree en los efectos liberadores del diván y del tratamiento con especialistas mentales

Dos psicólogos para Carolina Marín

j. c. carabias

Cuenta orgullosa Carolina Marín que, si gana el Mundial de Indonesia, su primera llamada tendrá un destinatario fijo: Pablo del Río, su psicólogo. Es, según dicen las personas que conocen a la campeona española, algo más que un asesor mental o un referente para las facultades del espíritu. Se trata de su mano derecha, un soporte que se ha convertido en imprescindible para ella junto a su entrenador de toda la vida, Fernando Rivas. Carolina Marín se estrenó en Yakarta con un triunfo ante la malaya Jing Yi Tee después de remontar un marcador adverso (19-21, 21-14 y 21-13) y, como siempre después de cada partido, pasó revista con su psicólogo.

Hace tres veranos que Carolina Marín (Huelva, 22 años) debutó en unos Juegos Olímpicos (Londres 2012) con un perfil anónimo. Hace uno que cambió la historia del bádminton, un deporte que ha transformado de la nada a la popularidad como otros pioneros españoles (Fernando Alonso y la Fórmula 1, Severiano Ballesteros y el golf, Ángel Nieto y las motos). La onubense se retrata ahora en las redes sociales con una botella de aceite Carbonell, la empresa que la subvencionará con 500.000 euros durante tres años por el tremendo impacto de la española en el mercado asiático.

Según los informes de márketing que maneja el equipo de trabajo de Carolina Marín, su popularidad en España ha crecido hasta cotas impensables para una jugadora de bádminton: el 24 por ciento de los españoles sabe quién es esta chica que grita «vamos» como Nadal después de cada punto triunfal. Un porcentaje que no puede competir en nuestro país contra tótems como Fernando Alonso, Rafa Nadal, Pau Gasol, Alberto Contador o Marc Márquez. Pero sí lo hace en Asia, donde Carolina es una celebridad a la altura de cualquiera de ellos. El bádminton es el deporte rey en muchos países del continente asiático, como China, India, Indonesia o Malasia. El palmarés del Mundial de bádminton está plagado de jugadores chinos y un buen puñado de coreanos e indonesios.

El territorio de conquista de Carolina Marín es el sureste asiático, donde se concentra una población de 500 millones de seguidores al deporte de la raqueta y la pluma. Descubrió este filón unos años después de llegar a Madrid con una beca y 14 años recién cumplidos. Pocos inviernos después pidió cita con Pablo del Río.

Lista de espera

El psicólogo de la Residencia Blume de Madrid empezó a trabajar con la onubense de la misma manera que ha ejercido su oficio con tenistas ( Feliciano López ) o futbolistas ( Vivar Dorado ), entre otros muchos. Objetivos concretos como la concentración, la visualización de objetivos o la superación de situaciones difíciles forman parte de la rutina diaria de la andaluza.

El poder mental supone un punto clave en la preparación de los deportistas españoles. Pablo del Río tiene una extensa lista de espera. En la Blume hay pocos especialistas en su terreno y muchos atletas con aspiración de ser estrellas (250 ).

Del Río es solo su psicólogo deportivo. Marín cree en el efecto liberador del diván. También ha trabajado con una psicóloga de ámbito general que la ayudó a superar el tremendo impacto que supuso su cambio de vida cuando se trasladó a Madrid. En ese momento sus padres comenzaron los trámites de separación y ella abandonó su hogar para embarcarse en la incierta aventura del bádminton profesional. En unos días puede conquistar su segundo título.

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