Tour de Francia

El idioma de los gigantes

El Tour junta a Merckx, Hinault y Thevenet, que recuerdan su ciclismo, menos atado que el actual

El idioma de los gigantes

J. Gómez Peña

Al puerto de Amberes lo dejó sin trabajo un dique. De ese lejano pasado de esplendor marítimo habla una estatua clavada en el Plaza Mayor. Cuenta que aquí había un gigante que cobraba una tasa a los barcos. Si no pagaban, le cortaba la mano al capitán del navío y la arrojaba al agua. La ciudad flamenca acogió el lunes la salida del Tour y se llenó de gigantes. En el acto protocolario que abría la mañana, el Tour subió al estrado a Eddy Merckx (70 años y cinco Tours), Bernard Hinault (60 años y otros cinco Tours) y Bernard Thevenet (67 años y dos Tours). Gigantes. El público belga, claro, aplaudió más al suyo, a Merckx, al coloso de mayor talla nunca visto. El ogro. Thevenet, su verdugo en el Tour de 1975, sonreía. Le conoce bien: «Eddy no era el hombre a batir; era el hombre a seguir. Con eso ya teníamos trabajo de sobra». Thenenet sufrió a los dos, a Merckx y a Hinault, que le eclipsó. «Bueno, con el tiempo la historia pone a cada uno en su sitio». Y Amberes colocó a Thevenet al lado de otros dos gigantes. No cortaban manos, sino piernas de tantos rivales.

Abajo de la tarima, la caravana del Tour se preocupaba por la etapa que venía. El viento, los repechos... Es la liturgia del miedo previa a cada etapa de este inicio del Tour que se transforma en una clásica de primavera. De eso hablan Merckx, Hinault y Thevenet al bajar del escenario. Del Tour de hoy y del de ayer.

«Mi favorito es Contador . Espero que gane y que demuestre que se puede conseguir la victoria en el Giro y el Tour el mismo año», defiende Merckx. Le gusta el madrileño. Ve en él algo del instinto y del arrojo que tenía el viejo ciclismo. «Es que ahora está todo muy programado. Hay corredores de pincipio de temporada, corredores de clásicas, corredores de grandes vueltas... Los campeones tenían que cruzarse siempre en las mismas carreras», comenta. Como en su era. Mientras habla no deja de posar para fotos con aficionados. Quieren una imagen del gigante. La conversación deriva hacia los avances técnicos: «Los pedales automáticos y tener los cambios de velocidad en la maneta del freno han sido las grandes revoluciones», opina Merckx. Nada de eso tenía en su primer Tour, el de 1969. «Es mi mejor recuerdo. De niño escuchaba el Tour por la radio deseando que lo ganara un belga. Y ahí estaba yo. Lo gané con 18 minutos de ventaja». De esa edición es su fuga de 140 kilómetros, vestido de amarillo, en la etapa Luchon-Mourens. «Era un inconsciente». Se ríe el gigante

Thevenet le secunda. «Nunca ha habido nadie como él. Si hubiera podido ganar todas las etapas de un Tour, las habría ganado». Le padeció, le temió. «Antes de las etapas, Eddy se pasaba por la salida y nos miraba a todos a la cara. Era impresionante». Pero también el gigante de Amberes perdió un día su mano, como recuerda la estatua de la Plaza Mayor de Amberes . Thevenet le batió en 1975. El francés ganó además el Tour de 1977. Aun así, no se le recuerda por esa segunda victoria, sino, como él apunta, «por ser el ciclista que pudo con Merckx”. Otra sonrisa compartida.

A Hinault, tan fiero como ciclista, se le ha puesto con el tiempo un rostro más amable. Va con su cargo: es relaciones públicas del Tour. Se le ve fino, en forma. Rueda unos ocho mil kilómetros al año. Del Tour echa de menos «el placer de la competición». La pelea. Es el último francés que ha ganado en París. «Para que uno de nuestros ciclistas pueda con Contador, Froome, Quintana y Nibali tendrán que atacar de lejos. Ser valientes. A fuerza pura no les ganarán», azuza. Como a Merckx, le fastidia este ciclismo tan tecnológico, tan encadenado a los ordenadores y las emisoras. «El esquema de las etapa es siempre el mismo. Escapada que no llega y los favoritos que esperan al último puerto. Falta pimienta. ¿Sabe qué pense yo en el Tour de 1985, el último que gané, cuando llegó el primer puerto? Pues en atacar». De eso saben los gigantes. De eso hablan en Amberes.

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