Superlativo Contador

Nunca decepciona el Mortirolo, montaña convertida en santuario moderno del ciclismo. Un lugar donde no valen tácticas y funciona al grito de «sálvese quien pueda». Y nunca decepciona Alberto Contador, un campeón superlativo de nuestro deporte, que desplegó todo su genio, su casta de competidor para emocionar en la subida al puerto de Mazzo di Valtellina. Remontada tremenda del madrileño, que perdía 50 segundos en la base del puerto por un corte en los kilómetros anteriores, En el Mortirolo hundió a Fabio Aru, su rival hasta entonces, y descubrió a su adversario. Es otro español, Mikel Landa, que subió poderosísimo el Mortirolo y ganó luego en Aprica. Segundo triunfo consecutivo para el vitoriano, que ya es segundo en la general.

Jornada bellísima de ciclismo con una mezcla soberbia. El Mortirolo y sus terribles porcentajes, su asfalto agrietado sin restaurar, sus 39 curvas de herradura solo para valientes, y el orgullo de Contador, herido por un percance hacia el kilómetro setenta.

Venía en persecución por un corte. El pelotón se alborotó por una pinchazo de Contador, que perdió tiempo al coger la rueda de Basso. Kreuziger le ayudó en ese tramo, pero el Astana iba embalado con muchos corredores junto a Aru y Landa.

Empezó a escalar el Mortirolo Contador con 50 segundos de retraso respecto a ellos, pero lo que vino después de una sublime demostración de coraje e instinto. Contador subió como una furia, sin medir ni calcular, empujado por su gen de campeón. Y capturó a todos en siete kilómetros.

Landa mostró galones al seguir la rueda del madrileño, cuando este, irrefrenable, atacó. Trasvase de poderes en el Astana. Landa, nuevo capitán a la rueda de Contador.

En el descenso hasta Aprica, Landa jugó con inteligencia. Se reservó detrás de Contador y Krwijswijk, mientras Aru pinchaba en su via crucis por detrás. Cerca de Aprica lanzó el último derrote el vitoriano, Contador no quiso malgastar más energías y se quedó junto al holandés. Segunda victoria de Landa en los Dolomitas, que lo ensalzan hacia el estrellato.