Golf | Masters de Augusta

Sergio García vuelve a chocar con Augusta

Un año más, el castellonense sucumbe en su campo maldito, donde sólo ha estado tres veces entre los diez mejores

Sergio García vuelve a chocar con Augusta AFP

Miguel Ángel Barbero

En un deporte tan mental como el golf, la actitud es fundamental a la hora de afrontar los grandes retos. Y si el desafío se llama Masters de Augusta, la buena disposición se convierte en imprescindible. No sólo hay que llegar a él en un momento de juego óptimo, sino que también hay que confiar en poder salir victorioso. Para ganar una batalla lo primero que hay que hacer en pensar en poder ganarla.

Por las razones que sean, Sergio García no juega a gusto en el National. En los dieciséis años previos ha fallado en cinco ocasiones el corte y sólo ha jugado bajo par en 15 de las 54 vueltas, con un dato preocupante: nunca más de dos en la misma edición. «No sé explicar lo que me pasa aquí -reconoce-, pero no me encuentro cómodo. Aunque vaya firmando un buen resultado tengo la sensación de que siempre va a pasar algo malo a continuación y me lo va a estropear». El viernes perdió sus opciones al quedarse a 12 golpes del líder.

Esa espiral negativa se va acentuando con el paso del tiempo, pues por muchos pensamiento positivos que intente provocarse (por ejemplo los triunfos de Seve en el recuerdo de su cumpleaños) no obtiene resultado. «Está muy bien pensar cosas bonitas, pero a la hora de la verdad eso no hace que los golpes sean mejores. Los demonios de Augusta están siempre revoloteando por mi cabeza y a la más mínima me boicotean».

El castellonense se toma el asunto con filosofía y, pese a su derrotismo, lo hace con las vistas en el futuro. Acude al Masters porque está obligado a hacerlo, pero sin mayores pretensiones. Sabe que no va a sacar nada positivo de él y lo única aspiración es que no le perjudique para el resto de la temporada.

Año de cambios

En 2015 han variado algunas cosas en su entorno (ha cortado con su novia, ha vuelto con su «caddy» de antaño y ha contratado a un preparador físico) y todavía le falta adaptarse a ellas. «No estoy tan mal como al principio de temporada, pero tampoco tan bien como el año pasado. Es un proceso y vamos poco a poco», apunta. En el plano técnico sigue con la rutina de siempre, tutelado por su padre Víctor y sin modificar nada de lo realizado en las últimas campañas.

«Se trata sólo de repasar la lección a diario, no hay necesidad de cambiar nada en su ‘swing’», apunta su progenitor. Mientras, en el físico, está empezando a trabajar los músculos de un modo diferente. «A Sergio me lo encontré en muy buena forma, sólo hemos tenido que cuidar un poco su rodilla izquierda, que le había dado problemas en el pasado y diseñarle un programa de potenciación más integral», explica Emilio Pereira, su nuevo entrenador personal.

En cuanto al juego, está siendo de lo más cambiante. Es capaz de firmar 68 golpes el primer día y 74 ayer, con una secuencia de cuatro «bogeys» en cinco hoyos de la primera vuelta. Afortunadamente, fue capaz de rehacerse y de acabar con otros tantos «birdies» en los cinco agujeros finales, porque si no habría tenido difícil superar el corte. Éste es un síntoma más de su problema de actitud. Tiene calidad más que sobrada para triunfar en este mítico recorrido pero su actitud no es la más positiva para conseguirlo.

Aunque está lejos del sorprendente líder Jordan Spieth (doce golpes le separan), afronta los últimos días en los puestos punteros. Habrá que rogar que su cabeza gacha, las quejas a su escudero y la nula celebración de los buenos golpes no le aboquen a un fin de semana de pasión.

Sergio García vuelve a chocar con Augusta

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