Directivos de la FIFA exigen que se publique el informe completo
La prensa británica califica a Joseph Blatter como «la vergüenza del fútbol»
El carpetazo que dio el viernes el Comité de Ética de la FIFA a la polémica adjudicación de los mundiales Rusia 2018 y Qatar 2022 puede no resultarle al final tan sencillo. Crecen las voces que exigen la publicación íntegra del informe de 430 páginas sobre el caso, redactado por el investigador designado por la propia FIFA, Michael García, un exfiscal de Nueva York que llevó a cabo una pesquisa de 18 meses. García expresó el mismo viernes su indignación al ver su trabajo reducido a unas conclusiones de sabor neutro, un resumen de solo 42 páginas y sin nombres de directivos implicados. La versión mutilada de sus indagaciones fue presentada el dirigente del comité ético, el alemán Hans-Joachim Eckert, que durante 36 años trabajó como juez en su país. Con ese resumen, la FIFA consideró que el caso quedaba «cerrado». El investigador anunció a las cuatro horas que apelaría, porque cree que se ha presentado «numeroso material incompleto y una errónea representación de los hechos».
Jeffrey Webb, vicepresidente de la FIFA que dirige la confederación que agrupa a América del Norte, Central y el Caribe, y el presidente de la asociación estadounidense de fútbol, Sunil Gulati, reclamaron ayer a Joseph Blatter que haga público el informe íntegro del fiscal neoyorquino: «A la vista de la discrepancia de entre dos cargos de la investigación del Comité de Ética sobre las adjudicaciones, y en atención al principio de transparencia, creemos que debe publicarse el informe completo lo antes posible».
Crece el cisma
Por su parte, el juez que mutiló el informe, Hans Eckert, criticó ayer a su compañero Michael García por expresar públicamente su malestar por la tergiversación de su investigación. «Estoy sorprendido por esas críticas. Normalmente si algo no te gusta eso lo haces internamente». Eckert justificó no haber aportado más detalles en las conclusiones invocando unas supuestas «leyes continentales que protegen la confidencialidad».
En su informe, el Comité de Ética sí reconoció que ocho de las nuevas candidaturas aspirantes tuvieron comportamientos antiéticos, es decir, que intentaron influir de manera ilícita en los electores. Solo la opción Holanda-Bélgica habría jugado limpio. Sorprendentemente, el informe de Eckert es más duro con Inglaterra y Australia que con Qatar, cuando los obsequios de ingleses y australianos a los jueces fueron calderilla al lado de las ofrendas millonarias cataríes. Pero la FIFA en su auto-investigación no ha hallado relación causa efecto entre los regalos y favores a los jueces y el sentido de sus votos. Esta vez dos y dos no han sido cuatro.
La prensa inglesa, país donde se vivió como una afrenta nacional la pérdida del Mundial 2018 a manos de Rusia y con solo dos votos, ha sido enormemente dura con la resolución del a FIFA, a la que dedica editoriales enérgicos. «The Daily Telegraph» abre su suplemento de Deportes con una foto de Blatter con dorada Copa del Mundo bajo el título «La vergüenza del fútbol». En su editorial, titulado «La FIFA debería jugar limpio», señalan que la organización «ha perdido su credibilidad hace mucho tiempo, pero al manipular su propia investigación de esta manera alcanza nuevas cotas de vergüenza». «The Times» publica un artículo a toda página de su jefe de Deportes bajo el título «Zurich: el lugar donde murió la verdad». En su editorial se preguntan cómo se le pudo ocurrir a alguien elegir Qatar para sede de un Mundial, un país donde el calor (50 grados) ponía en peligro la seguridad de los deportistas, sin tradición ni presente futbolístico, con un historial de derechos humanos «pobre» y con estadios nuevos levantados en ciudades donde no vive nadie.