España, sin contrarrelojistas

Terminaron las pruebas contrarreloj del Mundial y España se retrató de nuevo en el escaparate. No hay especialistas. No, al menos, al mismo nivel de los rodadores de los noventa. Un ciclismo gobernado por Induráin desde una modalidad tradicionalmente maldita, pero que colocó al pelotón español en la modernidad. Jonathan Castroviejo fue décimo y Markel Irízar, trigesimocuarto. Como estaba previsto, los profesionales no despuntaron. Tampoco lo hicieron los jóvenes que aprietan desde abajo. Juan Camacho, 18º en la categoría sub 23. Mario González, 21º. Diego López, 53 º en junior. Y Xabier Cañellas, 55º. ¿Qué fue de los contrarrelojistas?

Con una base muy escasa en clubes ciclistas y solo un equipo profesional (el Movistar), España arrastra desde hace tiempo un vaticinio negro: el futuro que vendrá después de Contador, Purito o Valverde.

La contrarreloj del Mundial ha ratificado que el relevo en esta disciplina tardará en llegar. Muy lejos queda aquel 1995, Mundial de Colombia, en Tunja, donde Induráin y Olano asombraron al mundo con un doblete oro y plata que después se repitió al revés en la prueba de ruta. Tres años más tarde, Olano atrapó el título que se le había escapado en 1995. Valkenburg coronó al guipuzcoano, vencedor por delante de otro especialista reputado, Melchor Mauri, plata.

Aún mantuvo el tipo Igor González de Galdeano, bronce en 2002. Y durante muchos minutos de 2005, Iván Gutiérrez se sintió campeón del mundo en el certamen de Madrid. Pero llegó Michael Rogers, el australiano compañero de Contador, y le hizo llorar de rabia. Lo que hoy queda a la delegación española es el recuerdo de tiempos pasados y mejores.