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Paquirri: el dramático paralelismo entre Huesca y Pozoblanco
A Rivera Ordóñez lo cogió el cuarto toro con el capote, al igual que a su padre
La cornada que sufrió el lunes Rivera Ordóñez en la plaza de toros de Huesca hizo que muchos recordaran la tragedia de Pozoblanco , la tarde del 26 de septiembre de 1984 en la que Paquirri encontró la muerte. Y la realidad es que se puede hablar de un dramático paralelismo entre las dos tardes. A Rivera, como su padre, lo corneó su segundo toro, el cuarto de la corrida. En cuarto lugar salió aquel «Avispado», de Sayalero y Bandrés, y cuarto también fue este «Freidor» , de Albarreal. Los dos tremendamente astifinos .
Paquirri y Rivera fueron cogidos al torear de capa , y en los mismos terrenos: los medios .
Y la misma entereza de padre e hijo ante la gravedad de la cornada. Resuenan todavía aquellas palabras: «Doctor, la cornada es grave... Haga lo que tenga que hacer...» Rivera, que entró consciente en la enfermería de Huesca igualmente se comportó con una serenidad pasmosa. «Se portó como un valiente, e infundió calma», aseguró el jefe del equipo médico, Enrique Crespo.
Afortundamente, el paralelismo se rompió cuando el pitón disecó la ilíaca de Rivera Ordóñez, frente a la explosión vascular que ocasionó la muerte de su padre. Ilíaca, safena y femoral rotas hace tres décadas; ilíaca y aorta dañadas. Lo que va de la vida a la muerte. Lo que evitó que dos tardes paralelas acabaran igual.
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