CRÍTICA DE TEATRO
«Cyrano de Bergerac»: un par de narices
José Luis Gil, Ana Ruiz y Álex Gadea encabezan el reparto de esta producción, dirigida por Alberto Castrillo-Ferrer

Desde que comenzaron su colaboración con « Perdona si te mato, amor », comedia negra y jardielesca, la escritora Carlota Pérez-Reverte y el actor y director Alberto Castrillo-Ferrer forman un feliz tándem escénico, prolongado en el envite shakespeariano de «La comedia de los enredos» y ahora con un «Cyrano de Bergerac» rezumante de gracia, ingenio y frescura; en esta ocasión, ambos firman conjuntamente la ágil versión, en verso naturalmente.
La dirección de Castrillo-Ferrer -quien mantiene una curiosa relación con el personaje de Rostand, pues sigue representando una pequeña maravilla de Emmanuel Vacca titulada « Ildebrando Biribó », el apuntador que se suicidó en su concha en el estreno parisino del «Cyrano»- es dinámica e imaginativa, y bascula en torno al versátil dispositivo escénico diseñado por Alejandro Andújar y Enric Planas que se metamorfosea en teatro, casa o campo de batalla cuando la acción lo exige. Protagoniza esta animada propuesta José Luis Gil con la correspondiente prótesis nasal pese a disponer de natural de una generosa dotación en ese aspecto; el suyo es un Cyrano de voz bien timbrada y dicción impecable al que da gusto oír y se ajusta estupendamente al personaje del poeta espadachín y sentimental. El resto del reparto se multiplica con eficacia en diversos papeles de la función, aunque singularizándose en algunos, como la hermosa Roxana de Ana Ruiz , el pastelero Ragueneau de Ricardo Joven o el Christian de Álex Gadea . Todos cumplen a la perfección.