«No te vistas para cenar» y «La curva de la felicidad»: carcajadas en sesión doble

El teatro Amaya recupera estos dos títulos, con montajes dirigidos, respectivamente, por José Troncoso y Josu Ormaetxe

«No te vistas para cenar» y «La curva de la felicidad»: carcajadas en sesión doble ABC

j. b.

El teatro Amaya acoge, tras el éxito de «Enfrentados», la comedia protagonizada por Arturo Fernández, dos títulos que ya estuvieron en este escenario y que presenta Descalzos Producciones, la empresa que dirigen los actores Jesús Cisneros y Yolanda Arestegui. Las dos comedias son «No te vistas para cenar», de Marc Camoletti, y «La curva de la felicidad», de Eduardo Galán y Pedro Gómez. José Troncoso dirige la primera obra, que cuenta en el reparto con Yolanda Arestegui, Goizalde Núñez, Cuca Escribano, Antonio Vico y Jesús Cisneros. Estos dos últimos repiten en «La curva de la felicidad», donde cuenta como compañeros de reparto con Sergio Fernández, «El Monaguillo», y Josu Ormaetxe, que dirige la función.

«No te vistas para cenar» es una comedia escrita por el autor francés (de origen italiano, y nacido en Suiza) Marc Camoletti, autor de la exitosa «Boeing Boeing». Se trata de un vodevil de enredo, en la mejor tradición de la escuela francesa de este género. Presenta a Fernando, un hombre que invita a su amante a pasar el fin de semana en su casa aprovechando la ausencia de su mujer, que ha ido a visitar a su madre. Como coartada ha invitado también a su amigo Carlos, y además ha contratado a una cocinera para que no falte de nada; pero las cosas no saldrán como él espera. «Es un perfecto ejemplo de vodevil -dice Jesús Cisneros-, con personajes muy definidos y situaciones muy divertidas que se van enmarañando y que la convierten en una función muy redonda».

«La curva de la felicidad», por su parte, vio la luz hace algo más de una década. Según sus autores, la obra, cuyo subtítulo es «La crisis de los cuarenta», «pone de manifiesto la fragilidad y vulnerabilidad del hombre de esa edad cuando se rompe la pareja. Todos los que han atravesado dicha crisis saben que el hombre es el sexo débil de la pareja y, aunque vea la separación como una liberación, le asusta la idea de vivir solo». La obra presenta a Quino, un guionista de televisión con un trabajo inestable, al que su mujer, Carmen, acaba de abandonar «por gordo y por calvo». Forzado a vender el piso familiar para poder dar a su mujer la mitad, entran en escena otros tres personajes que, al tiempo que aconsejan a Quino y jalean su nuevo estado civil, le enredan para tratar de sacar tajada con la casa.

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