«Amaluna», el lado femenino del Circo del Sol
Madrid acoge el estreno europeo del espectáculo, un homenaje de la compañía canadiense a la mujer
Shakespeare, Mozart y la mitología se unen en el nuevo espectáculo del Circo del Sol , «Amaluna», que tras una gira por Canadá y Estados Unidos celebra en Madrid su estreno europeo. La mujer es la protagonista indiscutible de este espectáculo ya desde el título, que funde las palabras «ama», que significa madre en distintos idiomas, y «luna», que es también símbolo de femineidad. El espectáculo está dirigido por una mujer, Diane Paulus, habitual en Broadway, donde hace dos años obtuvo el Tony por su trabajo en el musical «Pippin», precisamente inspirado en el mundo del circo. Además, el 70 por ciento de los artistas que trabajan en «Amaluna» son mujeres, y la banda que interpreta la música es totalmente femenina. «Es un tributo a la mujer -dice Fernand Rainville, director de creación del espectáculo-, a su fuerza, a su alma y a sus logros».
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En abril de 2012 se estrenó en Montreal «Amaluna». «Cuando empezó su creación -recuerda Frank Hanseman, director de la gira-, los responsables del Circo del Sol vieron que la mayoría de los artistas que trabajaban en nuestros espectáculos eran hombres; pensaron que no era justo y decidieron rendir un homenaje a las mujeres. Así surgió “Amaluna”». Añade Rainville que «Diane Paulus no quería ningún tipo de discurso político, y que los personajes tuvieran una conexión emocional».
La tempestad
Una isla misteriosa, gobernada por diosas y guardada por los ciclos de la luna, es el escenario en que transcurre «Amaluna». Su historia tiene reminiscencias shakespearianas, pues la reina de la isla se llama Próspera, como el protagonista de «La tempestad», y como en esta obra una tormenta provoca un naufragio que lleva a un grupo de hombres a la isla. Uno de ellos, Romeo, se enamora de Miranda, la hija de Próspera, algo que no le gusta nada a la reina.
«Es una historia de amor con muchos elementos simbólicos referidos a la feminidad y la maternidad -cuenta Hanseman-, y aparecen figuras como las amazonas, procedentes de la mitología griega; o las walkirias, de la mitología germana. La escenografía recuerda las plumas de un pavo real, que también simboliza a la mujer en distintas culturas, y la luna misma». En ella destacan seis candelabros, un carrusel de 7,5 metros de diámetro y 2,7 toneladas de peso, una parrilla con tres cabrestantes acrobáticos que pesa 3,9 toneladas y un cuenco de agua de 1,65 metros de altura, un diámetro de 2,2 metros, y 2,5 toneladas de peso cuando se llena.
«Amaluna», añade el director de la gira, busca el equilibrio entre su parte circense y su parte teatral. «Lo acrobático conforma el andamiaje de nuestros espectáculos -explica Fernand Rainville- y de los números nace la historia». Entre ellos destaca el que protagoniza el malabarista ucraniano Víctor Kee; uno, que el novedad en el Circo del Sol, de acrobacias sobre barras asimétricas, protagonizado por gimnastas de Estados Unidos y Australia; o el de la norteamericana Lara Jacobs, la diosa del equilibrio -«no hay apenas música, y aunque aparentemente no es espectacular, provoca que el publico se quede prácticamente sin respiración», revela Hanseman-.
Música y vestuario
Música y vestuario son dos elementos fundamentales en cualquier espectáculo del Circo del Sol. Una orquesta enteramente femenina interpreta la partitura creada por Bob y Bill (Guy Dubuc y Marc Lessard); en ella figura Didi Negron , una joven de origen puerotiqueño que toca la batería y que fue «reclutada» a través de internet. Ella pone la sangre y el ritmo latinos a una música donde la guitarra tiene un gran protagonismo. En cuanto al vestuario, diseñado por Mérédith Caron, está formado por más de 130 trajes, hechos con casi 800 materiales diferentes.
Ciento diez personas (de ellos, cuarenta y seis son artistas) de diecisiete nacionalidades diferentes componen la familia de «Amaluna» que, como todas las giras -ésta durará, al menos, dos años-, convierte su carpa en una auténtica ciudad, que tiene su propio alcalde y sus propias normas.