crítica de teatro

«El señor Ye ama los dragones» y «La ciudad oscura»: autores españoles vivos

Dos ejemplos de la programación en los teatros públicos de la obras de los escritores actuales de nuestro país

«El señor Ye ama los dragones» y «La ciudad oscura»: autores españoles vivos sergio parra

juan ignacio garcía garzón

Hace un par de semanas, el dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro (Zarauz, 1954) proclamaba en el Teatro Español que los teatros públicos deberían dedicarse a estrenar obras de autores españoles vivos y no ser mausoleos. Al margen de lo discutible de la afirmación, parece que Ramírez de Haro no mira la cartelera; tal vez, entre líneas, estuviera diciendo algo así como «ya era hora de que estrenaran una obra mía», porque, venturosamente, los teatros públicos de Madrid, estatales o municipales, llevan tiempo abriendo sus escenarios a bastantes autores españoles vivos. Valgan como ejemplo los nombres de algunos de ellos con estrenos en esta temporada, amén de quienes firman las obras en cartel objeto de este comentario: Francisco Nieva, Alberto Conejero, Álvaro Tato, Alfonso Zurro, Mario Vargas Llosa, Carlota Pérez-Reverte, José Padilla, Alfredo Sanzol, Ramon Fontserè, José Manuel Mora, Juan Margallo y Petra Martínez…

El caso es que tanto Paco Bezerra (Almería, 1978) como Antonio Rojano (Córdoba, 1982), autores españoles bien vivos, acaban de estrenar sendas piezas sobre asuntos de aquí y ahora y que, como el elefante de los derviches ciegos, pueden ser varias a cosas a la vez según la perspectiva. «El señor Ye ama los dragones», del primero, es una fábula filosófica, un sainete costumbrista, una instantánea sociológica, un relato moral, un guiño a la Divina Comedia con viaje de ida y vuelta del infierno al paraíso, un trabajo dramático sobre los prejuicios xenófobos, y hasta un cuento chino. Bezerra dispone hábilmente un cuadro de estratificación social en el edificio donde transcurre la acción y hace interactuar a las vecinas del sótano, una joven china y su madre, y otras dos vecinas españolas, una del ático y otra de un piso intermedio, que viven una experiencia transformadora. «El señor Ye…» es una obra muy bien escrita en los diferentes registros enumerados, con la intriga, la intención crítica y los elementos simbólicos dosificados con sabiduría. La dirección de Luis Luque juega a la perfección con la ambigüedad, el misterio y el realismo de la función sobre una atinada escenografía a varios niveles de Mónica Boromello, combinada con los sugestivos vídeos de Álvaro Luna. Formidables las interpretaciones de Gloria Muñoz y Lola Casamayor como dos chismosas de libro, al igual que las de las orientales Huichi Chiu y Chen Lu, la joven y la anciana chinas respectivamente.

«La ciudad oscura», de Rojano, es una apuesta metateatral con rizo pirandelliano, la historia de una conspiración golpista, una indagación sobre los mecanismos de la creación literaria, un thriller, un puente entre la España de la Transición y la del presente... El autor baraja una experiencia de psicofonía en el Valle de los Caídos, el suicidio de un jockey, el bloqueo mental de un escritor, las investigaciones de una pareja de policías, las andanzas de antiguos nazis y la rebeldía adolescente, y ensambla una original trama poliédrica que desarrolla de manera firme y sugerente como una batalla de fantasmas externos e internos. Con gran parquedad de elementos escénicos, el director Paco Montes resuelve un buen montaje con excelentes interpretaciones de todo el reparto , del autor enredado en los hilos de su trama que encarna Fernando Soto al inquietante nazi de Paco Lahoz, pasando por los investigadores que componen Ana Otero y Mario Tardón, y la jovencita intrigada de Irene Ruiz.

«El señor Ye ama los dragones» y «La ciudad oscura»: autores españoles vivos

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación