«Eterno Creón»: odio fraternal
Llega al teatro esta pieza, adaptación de «La tebaida», de Racine, realizada por Manuel De
El odio y la familia son las columnas vertebrales sobre las que se asienta «La Tebaida», también llamada «Los hermanos enemigos»; se trata de la primera obra teatral que escribió el francés Jean Racine, y que se estrenó en 1664, y en la que su autor sigue el camino abierto por nombres clásicos como Séneca, Eurípides, y sus contemporáneos Rotrou y Corneille. El dramaturgo Manuel De la ha adaptado y ha titulado su versión «Eterno Creón»; «la adaptación ha consistido -dice él mismo- en eliminar los personajes y tramas secundarios y profundizar en lo que convierte al texto en una trama actual. Él propio dramaturgo dirige la función, que interpretan Carmen Mayordomo (Yocasta), Jesús Calvo (Creón), Iván Ugalde (Etéocles), y Manuel Domínguez y Georbis Martínez (Polinice). La puesta en escena es multidisciplinar. «Los vídeos -cuentan los responsables de la producción- conectan la trama clásica con sucesos actuales y la performance sugiere al espectador posibles diálogos con la obra de artistas como Joseph Beuys. Con espacio sonoro electrónico firmado por Letal Delirios y vestuario del diseñador Pier Paolo Álvaro, la obra, sin dejar de respetar la trama griega, se aleja de cualquier elemento que no sea contemporáneo». Se trata de una producción de La Saraghina de Stalker, una compañía extremeña creada hace ocho años.
La obra cuenta «cuenta el enfrentamiento entre los dos hijos de Edipo por la corona tras la muerte de este. Después de un año de reinado, Etéocles deja el poder a su hermano Polinice, pero a los seis meses decide recuperarlo, aunque ello conlleve una guerra civil. Yocasta, madre de ambos, trata de evitar el enfrentamiento, a sabiendas de que Creón, tío de los herederos, espera que los hermanos se quiten la vida para ocupar el poder».
Explica el director a propósito de su montaje: «A un paso de que las multinacionales se blinden con el llamado mecanismo ISDS, que permitirá a una gran corporación denunciar a un Estado ante un tribunal internacional privado. Con el imposible fin del bipartidismo en España tras el ascenso (¿utópico?) de Podemos, con los conflictos bélicos que actualmente azotan la geografía mundial en los que la mayoría de las víctimas son civiles... Me resulta necesario preguntar y preguntarme, cuál es nuestro papel en todo esto y recordar y recordarme que, mientras nos distraemos, luchamos o tratamos de sobrevivir, alguien se cubre de oro a costa de todos nosotros: Reinar no es ocupar el más alto y sagrado cargo... reinar es dominar a quien gobierna».