El Teatro Real estrena «Alcina», una ópera de Händel nunca antes representada en Madrid
El director de escena, el estadounidense David Adler, ha convertido la producción en un homenaje al teatro
Joan Matabosch , director artístico del Teatro Real , se refiere a « Alcina » como «una de las grandes óperas del Barroco y un monumento de la historia de la música». A pesar de ello, esta obra, compuesta por Georg Friedrich Händel y estrenada en Londres en 1735, no se había ofrecido representada en Madrid hasta ahora. Matabosch no puede disimular su excitación ante el estreno, hoy, de una nueva producción realizada en colaboración con el Gran Teatro de Burdeos , y que cuenta con la dirección musical del británico Christopher Moulds y la dirección escénica de David Alden .
Precisamente si alguien está más excitado con este estreno que Matabosch es el director estadounidense , que lleva a gala ser el « presidente del club de fans » de Händel. Alden confiesa estar enamorado de sus óperas desde que, hace cincuenta años, viera en Nueva York una función de « Giulio Caesare » protagonizada por Beverly Sills . Y reivindica el valor teatral, y no solo musical, de «Alcina». «Es una ópera mágica -asegura-, y no solo tiene una música extraordinaria, sino que es gran teatro. Tiene tensión, psicología, grandes personajes ... Existe la idea de que Händel es un autor aburrido desde un punto de vista teatral y que sus óperas son demasiado largas y monótonas , siempre con la estructura aria-recitativo-aria-recitativo. Pero Händel es uno de los mejores dramaturgos musicales de la historia; es un genio a la altura de Mozart , e incluso en algunos aspectos lo supera».
Alden explica que la historia de «Alcina» es muy sencilla. Cuenta la historia de Ruggero quien, aburrido de la vida que lleva, se escapa y llega a una isla mágica en la que las mujeres tienen el poder y donde hay una hechicera llamada Alcina . Ésta, con la que tiene un romance, convierte a sus antiguos amantes en bestias y piedras, pero Ruggero es salvado del hechizo por su prometida y su tutor. «Hay un final feliz que en realidad no lo es tanto -dice Allen- ya que Ruggero se queda añorando ese mundo que ha conocido».
Homenaje al teatro
Confiesa el director de escena que para su puesta en escena -en el que Adler, dice Matabosch, «rinde homenaje al teatro y al arte sin forzar nada la ópera»- se ha basado en su propia vida. El mundo del teatro es esa isla mágica en la que Ruggero escapa de la realidad . Se ha inspirado también el director estadounidense en la película de Woody Allen « La rosa púrpura de El Cairo » y en su protagonista, Mia Farrow , una mujer que aliviaba su hastío viendo una y otra vez la misma película, hasta que terminaba por entrar en ella. Adler ha convertido a Alcina en una cantante que ejerce una gran fascinación sobre Ruggero.
Tercia el director musical, Cristopher Moulds , diciendo que ésta es una ópera que llega a la vista, al oído y al corazón de los espectadores. «Händel la compuso en un momento en que un empresario rival le había robado el teatro y los cantantes; solo uno permaneció fiel, y para él escribió esta obra, con la que empezó de cero ».
Para interpretar «Alcina», dice David Alden, «se necesitan grandes cantantes, virtuosos y campeones de la vocalidad : es muy cansado cantar a Händel». Y elogia a las últimas generaciones de intérpretes: «Ha habido una revolución en la ópera en los últimos veinte o treinta años. Los cantantes no solo se preparan ahora musicalmente, no solo trabajan el estilo; también se preparan como actores. Y eso les da, desde mi punto de vista, más libertad a la hora de cantar ». «Sin este cambio de actitud por parte de los cantantes, esta producción no se podría abordar», refrenda Matabosch.
Alden cuenta con un nutrido elenco para esta producción. Karina Gauvin y Sofia Solovly se alternan en el papel de Alcina y encabezan un reparto en el que figuran también, entre otros, Anna Christy, María José Moreno, Christine Rice, José María Lo Monaco, Sonia Prina y Angélique Noldus .