entrevista
Natalia Lafourcade: «Sentía alegría por estar de gira pero tenía el corazón roto»
La cantante mexicana ha publicado su nuevo disco, «Hasta la raíz»
En un cartel dominado por las propuestas anglosajonas y españolas, destaca en el festival DCode , con luz propia, la presencia de Natalia Lafourcade . La cantante mexicana que viene con su sexto disco bajo el brazo, «Hasta la raíz» . Un trabajo en el que, más que abrir su corazón, lo reparte hecho jirones entre su público. Es la historia de una ruptura de esas que duelen hasta en el hueso más recóndito, aderezado con música que camina haciendo equilibrios entre la tristeza y la alegría. Llega tras un álbum, «Mujer divina» , dedicado a visitar las canciones del gran compositor Agustín Lara (1897-1970): «Se convirtió en una muy buena referencia. Sus canciones me enseñaron a cantar con el alma. Él me exigía mucho en la interpretación».
-Después de un disco en el que hacías versiones, ¿qué tal fue el proceso de volver a escribir y además sobre temas tan personales?
-Tenía muchas ganas de componer mis propias canciones, de volver a ser compositora. Poco a poco fui componiendo sin ninguna prisa de hacer un disco, solo quería tener buenas canciones, ese mi objetivo. Escribía en los aeropuertos, en los hoteles, grabando en la grabadora... Me tocó vivirlo al mismo tiempo que hacía un tour, promocionando mi otro disco. Me venían frases que iba anotando. Había que estar muy atento, a lo que saliera. Llevé un orden con una libreta, y cuando vi que tenía varias, decidí volver a escucharlas y grabarlas bien en el estudio, hacer unas demos más fáciles de entender, y trabajarlas, terminarlas y aprendérmelas. Lo que había hecho hasta ese momento era muy metido en mí misma, pero decidí respetar esa esencia, y no tratar de ocultar nada. Estuve mucho tiempo así y me sentía muy triste y feliz al mismo tiempo, porque estaba de gira, pero con el corazón roto. Combinaba esas dos caras.
-¿Cómo se planteó el trabajo de vestir unas canciones tan íntimas?
-Tenía ganas de hacer un disco simple, para que aunque fueran canciones personales, profundas, no dejaran de ser fáciles de entender. No quería hacer algo extraño o experimental, aunque sí experimenté mucho en el disco. Encontrar esa simplicidad fue más difícil que cuando no la estás buscando. Pero armé un equipo muy bueno, con músicos increíbles, amigos todos.
-¿Se fijó en artistas que también han realizado este viaje hacia uno mismo con su música?
-Hubo artistas y compositores que me acompañaron en el proceso, que se volvieron de alguna manera una fuerte influencia musical. Puedo mencionar a Chavela Vargas , que había escuchado con tanta admiración. Después de trabajar con las canciones de Agustín Lara empecé a conectar con mucha música mexicana. Me reencontré con Chavela, y compositores como Simón Díaz , de Venezuela, que fue una de mis grandes inspiraciones para componer; cantantes como Mercedes Sosa , Violeta Parra , Caetano Veloso , regresé a escuchar música que hacía mucho que no escuchaba, como Joni Mitchell , y bueno, coincidía en escuchar a compositores, como Nick Drake o el mismo Bob Dylan . Supongo que buscaba fortalecerme como compositora.
-El tema «Nunca es suficiente» recuerda mucho a la cantante Jeanette.
-Mucha gente me lo ha comentado. No es que la canción la hiciéramos pensando en ella. Una de las cosas que descubrí en este disco fue lo fuerte que es el espíritu o el alma de las canciones mismas, cómo están muy definidas. Son como personitas. Cuando compuse «Nunca es suficiente» , con una amiga que se llama Daniela Azpiazu -vocalista de María Daniela y su sonido Lasser-, nos dimos cuenta que esa canción era muy poderosa, que tenía una personalidad muy marcada, que iba a ir delante de nosotras mismas... pero no pensamos en Jeanette.
-«Hasta la raíz» fue la última que compuso....
-De las últimas.
-Es algo así como el resumen del disco.
-Totalmente. Cuando la terminamos y la escuché, dije «ya, acabé». Venía componiendo dos años y medio, escuché esa y llegué a la conclusión de esa era yo, todo lo que el disco tenía que decir. Entonces decidí titular el disco «Hasta la raíz» . Siento que las canciones tienen una fuerza. Con algunas digo «qué débil, no propone nada, no emociona, aburre», y de repente tienes una que dices «guau, qué poderosa. Es contundente, lo que dice es muy claro». «Hasta la raíz» fue como una bofetada, nos permitía pensar en cerrar el ciclo de la composición para abrir otro, que es el de la posproducción, ver cómo vestíamos la canciones,.
-Con las emociones a flor de piel, ¿es más fácil componer o resulta más delicado?
-No lo sé, simplemente creo que uno tiene que buscar las canciones, tiene que hacerlo, y a veces va a suceder y a veces, no. A veces dicen «aquí estoy», y otras es más difícil encontrarlas. Es una especie de disciplina. Eso que dicen que viene del músculo de la composición y la creatividad es cierto. Hay que estar ahí, buscando la inspiración.
-Delante del público, en directo, ¿es posible distanciarse de la temática de las canciones, sobre todo cuando son tan personales?
-Al menos en mi caso no puede ser así, porque entonces perdería totalmente la capacidad de interpretar la música. Para mí, el escenario es un lugar sagrado, ritual. El momento del show es la parte más... no sé si la más, pero es muy mágica dentro de esta historia musical. Es donde ves si la gente se siente identificada con una canción o no. Entonces hay que conectar con cada una de las canciones como si fuera la primera vez que las vas a cantar. Siempre trato de hacer ese ejercicio, aún con mis canciones viejas. Algunas las compuse para algunas personas, en momentos tristes o felices, y siempre hay que encontrar eso que me hace conectar con la canción y que me va permite hacerlo honestamente para cada ocasión. Si no, siento que todo pierde el sentido, para uno mismo y para la gente, se vuelve algo seco y frío. Cuando lo haces automáticamente deja de merecer la pena. Me ha pasado con canciones de las que me he desconectado. «En el 2000» es un tema de mi primer disco, que tuvo mucho éxito, y llegó un momento en que me pelee con ella. «No me la pidan más, tengo otras canciones, quiero enseñaros otras». No la tocaba y la gente se enojaba, yo me enojaba. Después de unos años me reconcilié con ella y ahora la toco en mis conciertos, y la disfruto. Es como un chiste local, con el que regreso a una época.
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