Gran bronca en la Ópera de Londres por una escena de violación en «Guillermo Tell»
La dirección del teatro pide disculpas por añadir la recreación de un abuso sexual a una joven desnuda
«Los abucheos mientras suena la música son comunes en Italia, pero en el Covent Garden nunca había ocurrido», explicó Kasper Holden, el director de la Royal Opera House de Londres , tras el bronco estreno el lunes de una función de «Guillermo Tell». La aclamada ópera de Gioachino Rossini , de 1829, recrea la lucha del patriota suizo durante una invasión de su país por los austríacos a finales del siglo XIII. Tell es celebérrimo por el trance en que lanza una flecha a la manzana que sostiene su hijo sobre su cabeza.
En su afán de innovar, el director de escena veneciano Damiano Michieletto , de 40 años, decidió trasladar la escena a la Bosnia de los años 90, armó a las tropas austríacas con fusiles de asalto automáticos y añadió una escena de cosecha propia en el tercer acto: la violación a una joven totalmente desnuda , maltratada por los oficiales y vejada sobre una mesa de banquete. Los abucheos fueron enormes y unánimes, hasta el punto de silenciar la música y paralizar la escena durante unos embarazosos segundos.
El director de la Royal Opera House ha explicado que el objetivo de la escena era ejemplificar todo el horror de la guerra : «La producción incluye una escena que pone de relieve la brutal realidad de los abusos a las mujeres en tiempo de guerra y la violencia sexual ». La dirección del teatro reconoce que se trata de una «escena desagradable» y pide disculpas a los espectadores que se hayan sentido molestos.
Algunos de los asistentes enojados hablan de «una violación gratuita ». Los críticos más ortodoxos recuerdan que cuando suenan esos pasajes musicales lo que se muestra habitualmente es un ballet, con danzas folclóricas austríacas, y la música se acompasa a ello, en cambio resultaba absolutamente discordante con el abuso a la mujer.
La actriz que ha añadido Michieletto al libreto se ve acorralada por los soldados austríacos, que la obligan a beber champán, la desnudan y finalmente la violan sobre una mesa . El director de escena, que ya ha logrado con la polémica su personal momento de gloria, alega que «si no muestras la brutalidad, si la escondes, se convierte en un espectáculo para niños».
La producción es de gran calidad, con un excelente elenco, dirige el director Antonio Pappano , con el tenor estadounidense John Osborn, el barítono canadiense Gerald Finley y la soprano sueca Malin Bystrom. Osborn ha reconocido que la escena es seguramente «demasiado larga», pero añade que sirve para reflejar lo que es «la horrible ocupación de la ciudad».
Otros sonoros abucheos
Cinco de las nuevas producciones de la Royal Opera House han sido abucheadas, pero hasta ahora siempre sucedía tras caer el telón. La prensa británica ha recogido informaciones que hablan de que aficionados tradicionalistas del teatro londiense han comenzado a unirse de forma organizada para abuchear las óperas más audaces y afirman que el fenómeno es extensivo a Paris y la Scala de Milán .
Es un debate constante, que en el Teatro Real de Madrid se vivió también fogosamente durante el salto adelante de Gérard Mortier, que dividió al público. Los aficionados de gustos más clásicos prefieren las representaciones ortodoxas de época, mientras que los más vanguardistas sostienen que la ópera debe evolucionar y contar de otra manera si quiere ser algo más que una bonita representación y aspira a tocar el nervio sensible del público.