la mujer en la rumba
Los Chichos, pioneros contra la violencia doméstica
Pese a hacer del machismo extremo su banderín de enganche, el trío rumbero cambió de tercio en 1981 para denunciar, a su manera, los malos tratos

Como no había Twitter, lo decían cantando . Nadie los denunciaba. Los Chichos, cabezas de cartel del festival rumbero y quinqui que se formó a caballo -valga la expresión- de las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado, cuentan en su repertorio con algunas de las más sangrantes muestras del machismo de discoteca . De «Mujer cruel», en la que la infidelidad de una mujer se castiga con la muerte, a «Amor pecador», la misma historia, pero contada al revés, pasando por «Ni más ni menos», que explica con pelos y señales en qué consiste «la honra de una mocita» , o «Has tenido mil amores», donde la mujer es poco menos que el demonio, son muchas las piezas dedicadas por los Chichos a marcar territorio y levantar la mano . Como no había Twitter, los Chichos lo decían cantando, y no pasaba nada. El concejal Zapata tendría que haber sido rumbero de extrarradio y dejarse de políticas sociales, pero hace cuarenta años, antes de que en la fachada del ayuntamiento pusieran una integradora colcha de colores, como en el Corpus .
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En el catálogo de los creadores de «Calla, chiquitín» («Papa, no te acuerdes de ella/ porque no te quiere/ y es una perdida», ejemplo de transmisión de conocimientos), hay más violencia de género que droga y talego, por mucho que los Chichos sean hoy recordados como héroes de un underground que venía envuelto en una papelina o liado en papel de fumar . Sin embargo, en una época en la que nadie clamaba contra el machismo de consumo -ni contra nada; aires de libertad, como Twitter ahora-, el trío de El Jeros tuvo el detalle de ponerse en la piel apaleada de las víctimas de la violencia de género. Lo hicieron como pioneros -aún faltaban seis años para que Misión Imposible publicaran «Mujeres maltratadas»-, pero a su manera.
En 1981, las denuncias por malos tratos no eran muy habituales
La pieza se llama «Papa, tú no pegues a la mama» y aparece, casi de incógnito, en la cara B de «Bailarás con alegría» (1981), clásico de bodas, nocheviejas y verbenas de disco-láser desde hace más de tres décadas. El titulo promete, pero la cosa no llega muy lejos. Es el niño -quizás el mismo al que en «Calla chiquitín» habían matriculado los Chichos en catequesis matrimonial , o adecuación al medio conyugal- el que le pide a su padre que deje de machacar a su madre. El problema es que la solución no pasa por la denuncia - eran otros tiempos , y tampoco era habitual ver a un gitano entrando en una comandancia por su propio pie-, sino en salir pitando y dejar que el agresor consumara su crimen en soledad.
Los Chichos, que estaban en sus cosas, asuntos muy sociales , aciertan con el diagnóstico, pero se equivocan con el tratamiento. No estaba en 1981 el horno para bollos. Bastante hicieron los artistas madrileños con darle vuelta a su disco de grandes éxitos y abusos . En adelante, El Jeros y compañía moderaron su discurso y grabaron canciones tan civilizadas y prudentes como «Para vivir a mi manera» («deja ya de llorar,/ busca un camino/, coge tu libertad»), «Él te daba mala vida», donde la mala no es ya la mujer, o «Es mejor separarnos» , cuyo título lo explica todo y en la que los Chichos se ponían al día con la legislación española, que hasta entonces solo conocían por el Código Penal y, de oídas, la ley penitenciaria. Muy decadentes, ablandados, los de El Jeros llegaron a editar un «Lo siento» que documenta su agonía. Ni más ni menos .