conciertos
Mecenazgo cultural de altura
El 15 de septiembre comienza el nuevo ciclo de conciertos extraordinarios que organiza Juventudes Musicales de Madrid
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Anne-Sophie Mutter abrirá el próximo 15 de septiembre el nuevo ciclo de conciertos extraordinarios que organiza Juventudes Musicales de Madrid , que arrancaron hace treinta años con sendas actuaciones de los dúos pianísticos Hermanas Labeque y Hermanas Pekinel. Dieciséis conciertos componen este ciclo, en los que destacan nombres como Riccardo Muti, Nigel Kennedy, Thomas Sanderling, Mischa Maisky, Yefim Bronfman o Martha Argerich ; los conciertos son el mascarón de proa de una institución, Juventudes Musicales de Madrid, que lleva más de tres décadas de labor, siempre bajo la presidencia de María Isabel Falabella. «Desde el principio entendí –cuenta– que los jóvenes músicos, la columna vertebral de nuestra actividad, necesitaban becas de ampliación de estudios y subir a los escenarios, dos misiones que hemos cumplido de la mejor manera posible. Fuimos creciendo poco a poco hasta que llegó el maestro Mstislav Rostropovich , que se enamoró del proyecto y de nuestras actividades, y venía dos veces al año. Su apoyo supuso un punto de inflexión en nuestra trayectoria, y a partir de entonces se sumaron otros solistas y directores de orquesta, la mayoría de los cuales se implicó en el proyecto».
Leticia Moreno (violín), Asier Polo (violonchelo), Pedro Halffter Caro (dirección de orquesta), Javier Perianes (piano), Sylvia Schwartz (soprano), Carla Marrero (violín), Pablo Mielgo (dirección de orquesta) y Judith Jáuregui (piano) son algunos de los más destacados nombres de los más de quinientos becados. «Más del setenta por ciento ya tiene una carrera internacional».
Entre los músicos que se han beneficiado del trabajo de Juventudes Musicales de Madrid recuerda María Isabel Falabella a Leticia Moreno, a la que becó ya siendo una niña –y que estará también en el ciclo de conciertos–. «Un día le pedí a Rostropóvich que la escuchara tocar. Le dijo que podía atenderla solo quince minutos, que no tenía más tiempo. Hicimos la audición en un aula del Teatro Real. Rostropovich le preguntó qué repertorio llevaba. «Bach, Mozart, Sarasate...» , contestó Leticia. «Muy bien. Comienza con Bach». Y ella, muy nerviosa –tenía 17 años–, empezó a tocar. Al terminar, le pidió que tocara a Sarasate. Lo hizo y al concluir le dijo Rostropóvich: «Eres una gran violinista, e interpretas con una gran musicalidad. Pero no puedes tocar a Bach igual que a Sarasate, hay que tocarle de rodillas y pidiendo perdón. Yo tardé cincuenta años en atreverme a grabar las “Suites” de Bach ». Al día siguiente, Rostropóvich viajaba a Valencia para dar una clase magistral y se la llevó con él. Ya de vuelta, le puso como tarea que se aprendiera los conciertos de Prokofiev y Beethoven, y la emplazó para verla tres meses después en su casa deParís. Cinco años estuvo Leticia estudiando con él...»
El ciclo de conciertos extraordinarios es el gran soporte de esta labor de apoyo a los jóvenes músicos. «Tenemos un año excepcional –dice María Isabel Falabella–, con músicos y conciertos de primer nivel; gente que vive fuera de España me ha dicho que una temporada así no la hay en Europa».
La música clásica vive también momentos de crisis , y Juventudes Musicales también ha visto cómo el número de abonados ha descendido;ha llegado a tener 1.700 y ahora tiene 1.100. «Además del abono general –con precios de entre 500 y 1.500 euros (de 440 a 1.400 para los socios)– hemos fragmentado el ciclo en dos abonos de ocho conciertos –uno de entre 350 y 1.000 euros, y el otro de entre 200 y 600 euros– para facilitarle las cosas al público. Invito al gran público a que se sume, a que vengan a los conciertos, porque además de ser un ciclo de mucha consistencia, tiene la vertiente de ayudar a los jóvenes músicos. No tenemos subvenciones estatales; el ángel de la guarda de Juventudes Musicales de Madrid es Telefónica, y contamos también con la colaboración de otras entidades. Pero nuestros grandes patrocinadores son nuestros abonados;son los que permiten que esto continúe».
Alto nivel de preparación
A pesar de las dificultades, María Isabel Falabella es optimista. Lo repite varias veces. «Nuestro ciclo de conciertos y nuestra labor con las becas es Marca España, y estoy convencida de que el público va a responder». Este año se han presentado al concurso de becas de Juventudes Musicales de Madrid más de ochenta jóvenes para un total de veintidós becas –de 6.000 euros cada una–, alguna de las cuales se ha dividido entre dos instrumentistas. «El 90 por ciento de los que se presentaron merecían ser becados –dice María Isabel Falabella–; el nivel de nuestros conservatorios es extraordinario, en eso hay una grandísima diferencia respecto a cuando empezamos».
A las becas, de un año de duración, que pueden solicitar cuantas veces quieran, pueden optar jóvenes de nacionalidad española, menores de veinticinco años (veintiocho años en el caso de los cantantes). «Ellos eligen dónde quieren estudiar, y nosotros les ayudamos. Les cubrimos los estudios y el viaje, y luego ellos ya se buscan allí la vida». La mayoría se deciden por una escuela alemana. En los becarios de este año hay mayoría de violinistas (nueve), seguidos de pianistas (seis). Hay también violonchelistas (tres), cantantes (cuatro), una viola y un contrabajista.