Tom Holland: «Como Nerón, Trump se ha hecho popular insultando a muchos poderosos»

El autor de «Rubicón» relata en «Dinastía» su novedoso retrato de la Roma de los cinco primeros Césares, donde el poder se reinventó

Tom Holland, ayer en Madrid ISABEL PERMUY
Jesús García Calero

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El historiador inglés Tom Holland (Wiltshire, 1968) tiene una habilidad especial para moverse entre emperadores romanos. Después de «Rubicón» , su exitosa crónica de la implosión de la República con Julio César, publica en España «Dinastía» (Ático de los Libros), un relato muy diferente del «big-bang» del poder absoluto que supuso el Imperio romano. Los cinco emperadores julio-claudios -Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón- escribieron con sangre, en apenas medio siglo, las páginas de todos los excesos y ambiciones del poder.

Holland es un historiador al que desborda un sentido del humor británico y en ocasiones grueso. Pero claro, hablando de críemenes execrables de los Césares no queda otra que asumir la terminología y dedicarse guiños de humor negro . Holland siempre viaja sonriendo de los emperadores a los políticos actuales, del pueblo de Roma al circo de las redes sociales. ¿Como no divertirse cuando las comparaciones van a ser tan odiosas?

—¿En qué sentido es la Europa que tiende a unirse bajo un mando hija de Roma?

—En la Edad Media estaban el Califato del Islam, Bizancio y el Imperio Franco. Pero no ha habido un conquistador europeo que se mirase en el modelo de Roma realmente. Salvo los autócratas de los años 30 del siglo XX. Los fascistas. Musolini se miraba en Augusto, pero Hitler no lo tenía tan claro, si era Arminio o Varo (risas). La unión de Europa, incluye vastas regiones que nunca conocieron a Roma, como Escandinavia. Y luego está la ambivalencia del colonialismo.

-¿Qué?

-Que Francia o Gran Bretaña se miraban en los héroes ancestrales de la libertad que lucharon contra los romanos y a su vez tenían que pensarse como Romas de sus respectivos imperios.

-Ha cambiado el retrato de los emperadores. ¿Por qué?

-Si vemos a Calígula, es muy conocido por «Yo Claudio» y vimos a John Hurt abrir el vientre de su hermana embarazada, pero eso no estaba en el libro de Robert Graves. Suetonio escribe apenas unas décadas tras la muerte de Calígula, y se basa en fuentes que le pintan como un monstruo. Si miramos a las primeras fuentes sobre Caligula, como Séneca -que le odiaba- no comenta nada del incesto. El desafío es volver atrás y tratar de retratar a Calígula tal como debió ser.

-¿Cómo?

-No estaba loco. Era un gobernante muy amanerado, que mantuvo el imperio en paz y era terriblemente popular. Cuando murió hubo disturbios en Roma. Lo que hacía al ofrecer esos espectáculos de humillación de senadores, porque su poder se basaba en el ejército y podía hacer lo que quisiera.

-Distinto era Tiberio

-Tiberio fue brillante en los tabajos grises. Estabilizó las fronteras, algo muy necesario, y fue el padre de la idea de que hay una zona civilizada y otra bárbara. Y de que puedes amurallarla. Tiberio era muy austero, casi vegetariano, y a los romanos no les gustaba. Preferían algo más glamuroso. Calígula entró en Roma con un carro tirado por seis caballos, y el pueblo gozaba viendo a su emperador conducir su deportivo (risas). Es brutalmente divertido recordar lo que dijo en el Senado. «Sois patéticos, os arrastráis ante el emperador, os desprecio y la prueba es que mañana me daréis las gracias por ello». Y se las daban. Vio cómo el poder del Senado se había convertido en polvo y sabía que tenía el respaldo del ejército y del pueblo.

-Ha corregido mucho el retrato del popular emperador Claudio

-Es que era un retrato falso, que Robert Graves hizo para que encarnase a un buen británico de clase alta de los años treinta del siglo XX. Ese Claudio no era romano en absoluto (risas), encarnaba los valores del propio escritor. Suetonio dice que de los tres espectáculos que solían ofrecer los Césares: gladiadores, ejecuciones y luchas con bestias, Claudio tenía un gusto muy específico para las ejecuciones, que no necesitaban mucha habilidad, que solo trataban de torturar hasta la muerte a alguien. Visto desde nuestro mundo era un hombre muy conservador. Incluso construye un acueducto y lo decora como un anticuario. Graves afirma que quería la vuelta de la República y es justo lo contrario. Trajo de vuelta a los Pretorianos en un golpe

-¿Y Nerón? Le brillan los ojos cuando habla de él...

-Es mi favorito. Además de Suetonio tenemos el libro de la Revelación que le pinta como «la Bestia» y también como «la Ramera de Babilonia». Pero cuando murió siempre tuvo flores en su tumba. Tuvo un gran carisma. Fue, como Calígula, un emperador que fundó su poder en el amor del pueblo, que cultivaba de modo ciertamente extravagante. Literalmente encarnó a la más grande estrella en el teatro del mundo de manera consciente y fue capaz de hacerlo por lo bueno que era en eso. Imagine un presidente de Estados Unidos como cabeza del festival de Glastonbury o de un gran festival musical. Imagine un presidente ganando en Formula 1. Nerón ganó una carrera de carros a pesar de haber estrellado el primero que usó. Y era peligroso seguir en la pista con los caballos y las ruedas pasando a toda velocidad. El pueblo pensaba que eso era tremendamente «cool» y lo adoraba.

-Pero mató a su madre

-Porque para él era una amenaza. Creó que en algún momento pensó que matar a su madre sería lo que un héroe mitológico o un semidios haría. Incluso, después de matarla hizo de Orestes, en matricida, en una representación pública.

-Viendo esto, creo que el papel de las mujeres en ese tiempo trasciende todos los tópicos

-En este periodo tuvieron una importancia que no habían tenido en ningún otro periodo. Si el poder está en manos de un autócrata y tú estas casada con él, tienes un gran poder. Y como en el caso de Augusto, si comienza a ser venerado como un dios, la mujer puede quedar embarazada de su estirpe divina, eso la convierte en un valor político, inédito hasta entonces. Sus vientres se convirtieron incubadoras de poder. Pero al mismo tiempo se volvieron peligrosas, y por eso tantas mujeres de la familia imperial fueron eliminadas. Para ello, desgraciadamente, a casi todas se les acusó primero de prostituirse o cometer adulterio, lo que permitía ejecutarlas. Era tan peligroso ser mujer que cuando Nerón muere ya no quedaba ni un solo descendiente de Augusto.

-Se ha impuesto una corrección política en la Universidad inglesa que ha causado polémica porque quiere silenciar incluso el estudio de filósofos clásicos...

-Bueno, para ser justos, en este caso concreto que cita, uno puede entender que en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos algunos alumnos exijan que haya menos filósofos occidentales en el programa, pero el problema en la Universidades no es de censura, sino de que hemos creado una forma normativa de ver las cosas y muchas veces no representa el pensamiento de la gente. Eso y, por supuesto, que no debemos olvidar que todos los estudiantes dicen cosas estúpidas alguna vez (risas).

-Usted recibió ataques por un documental sobre el origen histórico del Islam.

-Pero no creo que esté en peligro la libertad de expresión. Lo ocurrido nos recuerda lo importante que es decir lo que se piensa y estar preparado para hacer las cosas a través del consenso. Lo único que hice fue aplicar metodología histórica al Islam, como aplico a cualquier ámbito de estudio. No ha pasado nada, tuve problemas pero mi vida sigue adelante. Estuve amenazado durante un tiempo, fue molesto, desagradable, pero al final no ocurrió nada. Ahora me han encargado otro documental sobre si el Daesh es islámico. A ver...

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