Enrique VIII no tuvo seis mujeres
Tampoco era un mujeriego ni tenía sífilis, según cuenta una nueva serie de televisión británica
Pues no. O sí pero no. Enrique VIII no tuvo seis esposas, o las tuvo en sueños más que realmente, ya que tres de sus matrimonios fueron declarados nulos y el mismo monarca diría que se había tratado de «grandes errores».
La historia de los Tudor , tan popular, incluso fuera de Inglaterra está repleta de leyendas urbanas que una serie de televisión «Wolf Hall» basada en el libro homónimo ha acabado con unos cuantos mitos históricos sobre Enrique VIII y compañía.
Taparrabos gigantescos
Se subraya por ejemplo que los hombres llevaban unos grandes taparrabos con los que se quería dar cuenta de su virilidad, su intrepidez y su sentido de la aventura. También es mentira que tuvieron la dentadura hecha una pena, pues no tenían caries, ya que apenas probaban el azúcar.
En esta línea, se pronuncia Diarmaid Macculloch , profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford , quien asegura que muchos hechos populares sobre los Tudor son completamente falsos. Por ejemplo, que en contra de lo que siempre se ha dicho Enrique VIII no fue un mujeriego. Tanto en sus ños mozos como siendo adulto fue más bien «normalito, mucho menos activo sexualmente que muchos otros colegas, otros monarcas de la época.
Tampoco tenía sífilis
Siempre se pensó que el rey había padecido sífilis, pero tampoco es correcto. Sí, tenía un montón de úlceras en las pies que le causaban muchísimo dolor, pero no se debían a que sufriera el mal español, sino a un puñado de heridas mal curadas que se había producido en los torneos tan habituales entre los nobles de aquel tiempo.
Se cree igualmente que es cierto que el tabaco le produjo un cáncer de pulmón y que ese tabaco llegaba a la pérfida Albión en los barcos que capitaneaba Sir Walter Raleigh , pero fue el almirante Raleigh quien lo trajo primero de América (bueno, de los barcos españoles que asaltaba), sino que existía en Inglaterra bastabnte antes del reinado de Enrique VIII debido al comercio.
Y por último, también parece mentira que Ana Bolena tuviera seis dedos, porque el profesor Macculloch opina que era más bien una deformación que un dedo completo. A veces, como ésta, la Historia parece una broma. Aunque no sea pesada.