Jo Nesbø: «El crimen no es más que un espejo de nuestros miedos»

El autor noruego insiste con los asesinos en serie con la brutal «El leopardo»

Jo Nesbø: «El crimen no es más que un espejo de nuestros miedos» inés baucells

david morán

Así como Harry Hole,el torturado y cada vez más complejo detective que le ha llevado a la fama, se arrastra desde las páginas de «El muñeco de nieve» hecho trizas y acaba regresando a la policía casi a regañadientes, se diría que Jo Nesbø (Oslo, 1959) también se ha convertido en figura capital de la novela negra un poco a su pesar. Y no precisamente porque el noruego, aupado en esa atalaya desde la que ha despachado más de veinte millones de libros, no disfrute tomándole las medidas al género, indagando en la naturaleza del mal y, en fin, perpetrando escenas de una brutalidad a veces escandalosa. Nada de eso.

Todo tiene que ver, asegura el autor, con que sus novelas siempre han intentado ir un poco más allá de la consabida secuencia que anuda crimen y castigo. «En realidad el crimen no es más que una metáfora, un espejo que ponemos delante de nuestros miedos. Leer simplemente sobre crímenes que se cometen y se resuelven sería muy aburrido», sentencia el autor.

Un buen ejemplo de cómo Nesbø contrae y deforma el género negro es «El leopardo» (Roja & Negra), novela íntimamente ligada a la exitosa «El muñeco de nieve» con la que el noruego se sirve una vez más de la figura del asesino en serie y de un aterrador artilugio de tortura para ahondar en las castigada psique de un Hole al que, asegura, justo ahora, después de ocho libros de la serie, empieza a conocer. «La naturaleza humana es tan compleja que siempre hay nuevos territorios que explorar. Lo que me interesa es su comportamiento moral; ver cómo alguien que, pese a saber que en el fondo es buena persona, no siempre hace las elecciones correctas», explica Nesbø, de visita en España para sumarse a la programación de Getafe Negro.

Violencia y sadismo

Así, tirando del hilo de «El muñeco de nieve», novela que transformó al autor escandinavo en un fenómeno global, Nesbø sacude un poco más a Hole para ponerle tras la pista de un nuevo asesino en serie y reflexiona sobre la maldad y sus múltiples ramificaciones. «La ficción puede plantear preguntas, aunque rara vez da las respuestas. Y uno de los problemas es que cuando la gente habla de maldad no parece que todo el mundo tenga lo mismo en mente. ¿Somos malvados por naturaleza? ¿Es igual lo malvado en un país o una cultura que en otra? ¿Existen momentos en que esa maldad esté justificada?», se pregunta un autor que, conocido y reconocido por la crudeza de sus relatos, desvela que en «El leopardo» se le ha ido la mano con la violencia «en un par de escenas». «Mi ideal es utilizar la violencia solo cuando tiene un propósito. Sirve para mostrar al monstruo y subrayar lo importante que es atraparle. Aún así, creo que estamos fascinados por la violencia y me parece que en este libro he ido demasiado lejos en un par de escenas. Me ensimismé demasiado con la descripción del sadismo, la violencia y el sufrimiento físico», detalla.

Con semejantes credenciales, habrá que ver qué es capaz de hacer Nesbø con «Macbeth», obra que esta reescribiendo por encargo para conmemorar el cuarto centenario de la muerte de Shakespeare. «Estará ambientada en los años setenta en una ciudad corrupta y trata sobre una lucha de poder por la jefatura de policía. Las misteriosas brujas serán en este caso, traficantes de droga», avanza.

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