MÚSICA

«Vida y arte de Verdi», melodrama y mucho más

Se condensa en un solo volumen todo el saber de Julian Budden sobre el compositor italiano, del que fue uno de los más eminentes especialistas

Póster para una producción de «Aida» representada en Cleveland en 1908
Stefano Russomanno

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Todos los elementos conjuraban para que Giuseppe Verdi permaneciera en el limbo anónimo de los músicos de provincia: el nacimiento en 1813 en la aldea de Le Roncole, cerca de Busseto; los orígenes humildes ; la mediocre vida cultural del pueblo, dividida entre el órgano de la iglesia y el diletantismo de la lugareña sociedad filarmónica. Gracias al apoyo económico de un comerciante local, Antonio Barezzi, el joven Verdi pudo marcharse a Milán, pero suspendió el examen de admisión al conservatorio. Más grave todavía será el fiasco de su ópera «Un giorno di regno», que, unido a la muerte de su esposa y sus dos hijos, a punto estuvo de hacerle abandonar la composición con menos de treinta años. Luego vino el casi milagroso encuentro con el libreto de «Nabucco», cuyo coro «Va, pensiero» convirtió Verdi en el cántico de una Italia en búsqueda de identidad y unidad.

Los historiadores están para poner los acontecimientos en su justa perspectiva, y así Julian Budden nos descubre que la debacle de «Un giorno di regno» se debió más a los cantantes que a la música, que el estreno de Nabucco fue un éxito pero tampoco un triunfo, que el mito del Verdi patriota, apóstol musical del «Risorgimento» italiano, debe ser redimensionado: porque Verdi fue por encima de todo un músico y nunca un artista que hizo política con su música.

Suprema ironía

Pocos compositores supieron a lo largo de su vida ampliar tanto sus horizontes musicales y culturales. Abismal es la distancia que separa los musculares ecos donizettianos de su primera ópera, «Oberto, conte di San Bonifacio» (1839) y la suprema ironía de la última, «Falstaff» (1893). Pese a todo, Verdi es Verdi desde el primer momento. Su instinto para la acción dramática y su capacidad para expresarla en música son reconocibles de inmediato, con independencia de su mayor o menor refinamiento. Da lo mismo que sea el Egipto de los faraones («Aida»), el París del XIX («Traviata») o la España de la leyenda negra («Don Carlo»); como escribe Budden, «Verdi tiene la asombrosa facultad de hacernos tomar en serio las situaciones más extravagantes».

En 1849, mientras compone « Rigoletto » y ha alcanzado ya fama internacional, Verdi vuelve a su pueblo natal. Desde entonces vivirá y compondrá en la granja de Sant’Agata, abonando esa imagen de «músico campesino», práctico y apegado a su tierra, que tanto le gustaba.

Temperamento reservado

Para Verdi, temperamento reservado y alérgico a la vida social, el regreso a Busseto fue una forma de defensa. Ahí vivió como un ermitaño , recibiendo de vez en cuando a los amigos. El trato con sus paisanos fue en cambio poco cordial, máxime cuando empezaron los cotilleos sobre s u relación con la exsoprano Giuseppina Strepponi , cuyo turbulento pasado (tuvo tres hijos de tres hombres distintos sin estar casada con ninguno de ellos) se convirtió en blanco del moralismo pueblerino. La relación con Strepponi fue, por el contrario, una unión ideal, pues ella supo atemperar los aspectos más ariscos de Verdi y fue siempre una consejera autorizada.

En sus últimos años, el compositor dedicó parte de su fortuna a la construcción de una residencia para ancianos destinada a músicos y cantantes que carecían de medios de subsistencia ( «Mi obra más bella» , la llamaba). Cuando murió en 1901, ya convertido en gloria nacional, veintiocho mil personas acompañaron en Milán su cortejo fúnebre.

Verdi creía en la facultad del teatro musical para elevar a las personas, enriquecer su vida interior y su conciencia. Eso nos incumbe aprender de él como oyentes: el melodrama como acervo de tensión moral, conciencia ciudadana, honestidad intelectual , concreción y belleza musical. El teatro verdiano -que Julian Budden analiza en su libro con equilibrado y certero juicio- es mucho más que una espléndida galería de arias memorables.

«Vida y arte de Verdi», melodrama y mucho más

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación