LIBROS

Poética y política de las antologías

¿Cuál es la función de las antologías poéticas? ¿De qué depende que se conviertan en canónicas? Responde Jaime Siles, para quien «La cuarta persona del plural», de Vicente Luis Mora, es rigurosa y valiente, pese a los nombres que deja fuera

Vicente Luis Mora, durante una conferencia

JAIME SILES

Una antología siempre es un acontecimiento literario: lo es para los poetas incluidos, lo es para los críticos y los estudiosos, y debería serlo también para el lector. A los primeros los sanciona y ratifica; a los segundos les presenta una hipótesis de trabajo , basada en un método y un modelo de lectura, que no necesariamente ha de ser provocativo y que la mayor parte de las veces, por arbitrario que parezca, acaba siendo clarificador.

En este sentido, no hay antología que no sea necesaria: todas, de un modo u otro, lo son . Por eso hay que agradecer a la figura tan injustamente denostada del antólogo que asuma los riesgos sociales y literarios que su atrevida función implica, y cuyo resultado no es otro que proponer un nuevo panorama , al introducir en el ya consabido paisaje de las letras un punto de vista que suponga una nueva mirada de las cosas y que añada a la falsa imagen de quietud, que los intereses creados sobre ellas proyectan, otra, más o menos real, de lo que haya podido ser, sea o es su continuo y deseable movimiento .

Sin acuerdo

Todas las antologías cumplen, pues, su misión, aunque –claro está– no del mismo modo. Las antologías temáticas son las menos contestadas y, aunque siempre admiten nuevas adiciones, gozan de general aceptación. Lo mismo sucede con las que se centran en períodos históricos muy determinados –como la Antigüedad Clásica, el Medievo, el Renacimiento, el Manierismo, el Barroco o el Neoclasicismo–, que pocas veces generan discusión porque la distancia temporal entre ellos y nosotros ha impuesto una visión no siempre exacta, pero firme , derivada de la fuerza inercial de los manuales de literatura que, desde su supuesta autoridad, introducen una idea que, aunque dista mucho de la verdad, por su mucho repetirse, da la impresión de haber sido consensuada. Lo que acaba dándoles carta de naturaleza.

Pero las cosas cambian cuando la cronología no corresponde a fechas pretéritas sino próximas , como los siglos XIX y XX, para las que todavía no hay general acuerdo. Antologías como la ya canónica de Gerardo Diego fueron muy criticadas en su tiempo, pero la selección de nombres que propuso ahí está. Lo mismo puede decirse de la «Antología consultada» y «Poesía última» de Ribes , o de los dos volúmenes de Max Aub –«La poesía española contemporánea» y «Una nueva poesía española (1950-1955)»–, o la de los « Nueve novísimos » de Castellet , o las de Martín Pardo y Prieto , que vinieron a completarla.

«La cuarta persona del plural. Antología de poesía española (1978-2015)». Vicente Luis Mora (ed.)

Vaso Roto, 2016. 543 páginas. 22 euros

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