ARTE

Jóvenes, pero sobradamente expertos

El programa «Inéditos», en La Casa Encendida, lleva a reflexionar sobre lo que esperamos de los nuevos comisarios

Una de las obras correspondienteas a la exposición «Deshaciendo texto», comisariada por Irina Mutt
Miguel Cereceda

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El programa « Inéditos » de la Casa Encendida es uno de los pocos proyectos expositivos que no están concebidos para apoyar y promocionar a jóvenes artistas, sino más bien para visibilizar el trabajo de los nuevos comisarios . A través de un concurso público, la convocatoria selecciona y lleva a cabo las mejores propuestas, editando un catálogo de las mismas. Con ello, la institución contempla correctamente que el trabajo del arte no consiste únicamente en presentar y disponer objetos sobre una sala, sino que es también un trabajo de reflexión intelectual de primera magnitud .

Este modo de ver las cosas tropieza, sin embargo, con un pequeño inconveniente. Y es que dista mucho de ser cierto que el trabajo del arte consista en ilustrar tesis de algún tipo . Y, no obstante, cada vez más concebimos las exposiciones de arte contemporáneo de esta manera. Ello se advierte con claridad en estas propuestas, donde lo que uno se encuentra en primer lugar es un cierto desajuste entre la justificación teórica y la realización práctica de las exposiciones y, en segundo, un considerable desdén hacia los aspectos estéticos, visuales o propiamente expositivos de los proyectos .

Decepciones

Este extremo no debe preocuparnos mucho cuando de lo que se trata es –como en Alberto Berzosa , responsable de «Madrid activismos»– de una exposición documental. En este caso, el comisario –a través de panfletos, carteles, fotografías y recortes de prensa– nos propone un recorrido por la Historia de la oposición antifranquista en el Madrid de los años setenta . Aun cuando el montaje no está exento de cierta elegancia, no se trata, sin embargo, de presentar los documentos como obras de arte. Y, por eso, es la propuesta de «Inéditos» que mejor resuelve sus compromisos .

No sucede por desgracia lo mismo con las otras dos restantes , en las que las comisarias ( Irina Mutt y Carolina Jiménez ) parecen haber decidido presentarnos las obras de arte como documentos o como ilustraciones de tesis de algún tipo, y es ahí donde fallan estrepitosamente. Partiendo así de una interesante justificación teórica, lo que nos encontramos son desarrollos expositivos muy pobres , en los que no sólo la relación de las obras con la propuesta teórica es escasa o dudosa, sino que tampoco se trata de trabajos visualmente impactantes o formalmente interesantes . Una casa de muñecas agigantada o una choza indígena montada con cuatro cañas; una pista de karaoke impracticable o un vídeo de una chica jugando al «Pictionary» resultan ciertamente decepcionantes, no sólo como propuestas teóricas, sino también como obras de arte .

Tal vez por ello, sería deseable que los jóvenes comisarios aprendieran a pensar primero a partir de las obras reales y de las propuestas de los artistas, y no a entender las obras como ilustración de una tesis.

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