ARTE

«Forensic Architecture demuestra que el concepto de verdad es frágil y colectivo»

El MACBA acoge los proyectos investigativos de Forensic Architecture, colectivo internacional que se sirve de la arquitectura como método desde el que hacer hincapié en la salvaguarda de los derechos humanos y la resolución de conflictos

Recursos audiovisuales de la reconstrucción de la prisión de Saydnaya a partir de los recuerdos de los presos
Javier Díaz-Guardiola

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¿Puede la arquitectura convertirse en herramienta desde la que incidir en los conflictos actuales? En 2010, el equipo capitaneado por el investigador Eyal Weizman desde Goldsmiths, en Londres, intentó responder a esta pregunta haciendo acopio de lo que se conoce como «arquitectura forense» , en la que la disciplina pone sus métodos y recursos estéticos al servicio de causas sociales y ecologistas. El MACBA , en Barcelona, reúne en una exposición los resultados de sus investigaciones más sonoras, que, en algunos casos, han sido empleados como pruebas ante tribunales internacionales.

¿Cómo definir Forensic Architecture?

Forensic Architecture (FA) es una agencia de investigación de arquitectura compuesta también por artistas, cineastas, periodistas y abogados, fundada por Eyal Weizman en 2010. Tiene su sede en Goldsmiths, en la Universidad de Londres, y lo que pretende es construir pruebas espaciales para ser presentadas en el contexto del conflicto urbano...

¿Conflicto urbano?

Situaciones propias de nuestra contemporaneidad que abarcan desde guerras a abusos de los derechos humanos e incluso acciones de violencia ambiental. Lo que hace FA es reunir archivos de pruebas sobre esos conflictos y crear metodologías de análisis como manera de intervenir políticamente en el terreno de los derechos humanos.

Quizás lo que pueda resultar más difícil de entender es cómo la arquitectura puede utilizarse para defender derechos.

Si uno lanza un misil contra una vivienda la estructura registra ese impacto. Y se pueden utilizar esos datos, visibles e invisibles, a través de herramientas óptimas -no solo teóricas- como la animación o el modelado en 3-D, para dar pie a todo tipo de pruebas, que pueden también nacer de testimonios -que son recreados- o registros que se toman a la par que transcurren los acontecimientos gracias a los medios digitales. Cada vez que hoy surge un conflicto son cientos las personas que encienden sus móviles. Generamos así un nuevo concepto de verdad como proyecto frágil, colectivo y de ardua reconstrucción.

«El fin de la práctica de FA no es el museo. No usamos el arte para reflexionar sobre política»

Supongo que cuando uno inicia un proyecto como este no es consciente de su alcance.

Por supuesto. El trabajo ha sido incluso utilizado jurídicamente, presentando pruebas espaciales ante tribunales, lo que demuestra lo mucho que pueden aportar las culturas visuales.

¿Qué o quién activa una investigación de FA? En otras palabras, ¿para quién trabaja FA?

Muchas de las investigaciones que hemos llevado a cabo son peticiones de ONG o Comisiones para la Verdad. FA siempre responderá a las víctimas, las de todo tipo de abusos. Suelen ser los gobiernos y las corporaciones los que cometen los grandes abusos. La de FA es una práctica «contraforense», en el sentido en que proporciona poder al ciudadano y demuestra que este puede llevar al gobierno o a la corporación a juicio; que no es exclusiva de un gobierno la función de vigilancia.

¿A qué se refiere el «forense» del nombre del grupo?

La nuestra es una disciplina dentro de la arquitectura que se encarga de analizar las edificaciones cuando estas fallan. Eso, por un lado, pero también hay que acudir a la etimología del término «forense» («forensis») como lo relativo a lo que ocurre en el foro romano, escenario en el que las personas entraban en el debate. Nos reapropiamos del significado original, porque solo entre todos podremos construir un nuevo concepto de verdad.

Apuntaban que algunas de sus conclusiones han llegado a ser utilizados en tribunales. Sin embargo, hay legislaciones nacionales que son muy precisas sobre la manera de recabar información. ¿Cómo sortean estas dificultades?

Lo que hay que tener en cuenta es que muchos de esos tribunales o foros no existen antes de que se cometan los crímenes. Se constituyen después de recabar las pruebas. Lo que FA piensa es que cuando una vía judicial se agota es necesario crear nuevos foros públicos para exponer las conclusiones.

La exposición del MACBA ilustra su práctica, su historia, sus logros y sus dificultades. ¿Qué se muestra aquí?

La primera sala se titula «Proposición». Allí se delimita el marco histórico y teórico de la arquitectura forense. Se detallan los principios, los métodos y los conceptos. También tenemos en cuenta las contradicciones de este tipo de discurso.

«El investigador de FA no es un tipo desinteresado. Es un activista, un ser comprometido»

Me interesa ese punto.

Por ejemplo, entender que la verdad a la que quiere llegar un colectivo como el nuestro no es la positivista, objetiva y pasiva, en la que uno como investigador entra de forma neutra, sin convicciones sociales y políticas claras. El investigador de FA no es un tipo desinteresado. Es un activista, un ser comprometido.

¿Y las limitaciones?

Que muy a menudo no podemos entrar en persona en los lugares sobre los que investigamos, como la Franja de Gaza. Lo hacemos a través de testimonios e imágenes de otros.

Les interrumpí en su descripción del montaje.

En la siguiente sala, «Investigaciones», presentamos una serie de casos recientes realizados por FA ubicados en función de su escala. Comenzamos con la corporal y la exhumación de Josef Mengele, porque dio inicio al giro forense. De ahí se pasaría a la escala de una habitación, con el análisis de un ataque estadounidense con drones en Waziristán (Pakistán). Saltamos a la del edificio: Junto a Amnistía Internacional, se analizó un centro de tortura sirio, el de Saydnaya, del que sólo existía una imagen satélite aérea. Con declaraciones de los presos, a los que se tenía a oscuras, se reconstruyeron sus interiores a través de técnicas de modelaje 3-D. «Aníbal en Rafah» reconstruye un día en el conflicto entre Israel y Palestina. Entramos en la escala planetaria con «Forensic Oceanography», con el mar como superficie en la que es difícil rastrear las huellas de violencia. Una de las investigaciones en curso tiene que ver con el desplazamiento de beduinos en el desierto de Néguev. La última sala es la que dedicamos a los «ecocidios». Porque la Naturaleza ya es también un sujeto violentado como las personas. Si el Centro Cultural fue la institución paradigmática del siglo XX, el siglo XXI requiere de centros específicos para reflexionar sobre la Naturaleza.

¿Por qué lo suyo no es arte político?

Habría que analizar cómo han sido movilizados históricamente los recursos del arte político o el que se encomienda la defensa de los derechos humanos, generando compasión o usando como «display» centros de derechos humanos. Nosotros intentamos entender el potencial de determinadas prácticas estéticas. No hay una intención de mera documentación o de crear un objeto destinado a la especulación monetaria. Y el fin de la práctica de FA no es el museo. No usamos el arte para reflexionar sobre política.

¿Qué hacen entonces ustedes en el MACBA?

Entendemos la Historia del museo como la del cómo mirar y cómo se presentan unos contenidos. Y lo que hace FA es aportar otros modos de comunicar estéticamente. El museo, además, es otro tipo de foro: un espacio público, de debate. Y sobre todo, un ámbito para el ensayo. Esta muestra, por ejemplo, ha sido concebida llevando sus contenidos a la proporción del sistema de medición del papel DIN-A, porque es el formato estándar en el que se realizan las comunicaciones de todo sistema burocrático.

Luchan contra la propaganda institucional. ¿Por qué no son ustedes nueva propaganda?

La propaganda estaba destinada a construir hechos, no a documentarlos. Los hechos que FA quiere reconstruir generalmente tienen naturaleza de violencia estatal, son hechos que los Estados deliberadamente ocultan, pero que quedan «registrados» en los edificios. No somos propaganda porque nuestro papel es exponer la que ya lo es, diferenciándola de la información y de lo que se quiere entregar como «verdad».

«Cuando una vía judicial se agota es necesario crear nuevos foros públicos para exponer conclusiones»

Aportan valor a los medios digitales y las redes sociales. ¿Cómo se contrastan sus informaciones?

Las informaciones son recibidas siempre de primera mano. Son fuentes que no han sido destiladas. Son registros de ciudadanos, de sus teléfonos móviles. Tiene que ver con entender los tipos de fuente.

Pero eso es como pensar que todos los ciudadanos son bondadosos. Todo eso también es manipulabl

Todo el trabajo de FA tiene que ver con verificar las fuentes. Aunque sean 7.000 imágenes, como en el caso de Rafah, a las que se le busca su lugar en una maqueta 3-D. Lo que hace el colectivo es establecer relaciones espacio-temporales de todas sus fuentes y así estas se van verificando por sí mismas. Es lo que Eyal Weizman ha denominado «complejo de imágenes».

¿Qué importa más: la veracidad o la verosimilitud de los resultados?

Nuestra verdad no es en absoluto positivista, sino una verdad que se construye. No queremos emular a la policía. Apostamos más por una «verdad en ruinas», frágil. Esto nos recuerda la posición de Hannah Arendt en el juicio de Eich- mann, que se derrumbó a la hora de dar su testimonio. Sin embargo, en esa incapacidad, ya estaba dándolo. Las lagunas en la memoria, un trauma o una incapacidad de verbalizar algo es una aportación válida en sí misma.

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