«Darán Que Hablar»
Berta Vías: «Prefiero pasear entre las lápidas de un cementerio a tener un blog»
Nunca pensó que se dedicaría a esto, pero una noche de insomnio se puso a escribir y en septiembre publicará «Yo soy El Otro», su última novela
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- ¿Cuáles son sus intereses como escritora?
- La independencia del espíritu. La lucha contra la intolerancia y el fanatismo. Y cada vez más, el sentido del humor, tan necesario para no perder la paciencia ni la dignidad. O si tuviera que decirlo en un telegrama: El silencio. La cárcel. El exilio. La muerte…
- ¿Y como lectora?
- Busco el esfuerzo. Busco autores que me obliguen a pensar. Que carenen el casco de mi alma, liberándome de los prejuicios que, de otro modo, podrían querer adherirse a mí como una alfombra de percebes.
- ¿Sobre qué temas suele escribir?
- Acerca de la imposibilidad de hablar. Sobre mis narradores y protagonistas suele planear una amenaza. Un miembro de su familia, una ideología concreta o alguien muy poderoso les prohíbe decir la verdad, impidiéndoles ejercer su profesión y poniendo en peligro su vida.
- ¿Dónde ha publicado hasta el momento?
- Una primera novela en Espasa . Las demás, que no son muchas, porque escribo despacio, en Acantilado , además de un libro de relatos. En cuanto a las traducciones –de Joseph Roth, Stefan Zweig , Schnitzler, Ödön von Hórvath, Gertrud Kolmar, etc.–, en Austral y Acantilado.
- ¿Con cuáles de sus «criaturas» se queda?
- Con el protagonista de mi última novela, «Yo soy El Otro». Un hombre de campo, sin estudios, que, tras luchar a brazo partido por hacerse un nombre en la España de los años sesenta, aprende que el afán de notoriedad y el culto bárbaro del Yo esclavizan y corrompen. Que lo importante no es estar en lo más alto, ni tener ni aparentar, sino simplemente ser.
- Supo que se dedicaría a esto desde el momento en que…
- Nunca pensé que me dedicaría a esto. Me gustaba y me gusta leer. Desde los 8 años soñaba con dedicarme a la arqueología. Estudié Historia Antigua, pero empecé a trabajar como azafata de congresos y después como secretaria de dirección, hasta que una noche de insomnio me puse a escribir. Tenía ya 35 años.
- ¿Cómo se mueve en las redes sociales?
- Como por la calle. A veces me cruzo con personas que sonríen o dicen algo hermoso. Otras, tropiezo con rostros y gestos que hacen que casi me arrepienta de haber salido, lo que no impide que vuelva a probar suerte al día siguiente.
- ¿Qué perfiles tiene?
- Sólo uno en Facebook . Hay que guardar cierta distancia, como con respecto a casi cualquier otra actividad, por ejemplo, planchar o hacer abdominales, porque puede convertirse en un vicio.
- ¿Cuenta con un blog personal?
- No. Y no me he planteado tenerlo. Prefiero contemplar cómo se mece una hiedra sobre la olambrilla de un balcón. O pasear entre las lápidas de un cementerio.
- ¿Qué otras actividades relacionadas con la literatura practica?
- Dos veces a la semana tengo una tertulia. Los martes durante dos horas y media comentamos en francés un libro escrito en francés que leemos a lo largo de todo el año. Una alemana y yo. Tomamos té con ron. Los jueves, sin té ni ron y con unas cuantas personas más, hacemos lo mismo en alemán.
- ¿Forma parte de algún colectivo/asociación/club?
- Sólo de la Asociación de Celiacos de Madrid , aunque no soy celiaca.
- ¿En qué está trabajando justamente ahora?
- Corrigiendo las pruebas de «Yo soy El Otro», que se publicará a finales de septiembre de este año.
- ¿Cuáles son sus referentes?
- Musil, Kafka, Robert Walser, Kleist, Diderot, Montaigne, Flaubert, Proust, Dostoievsky, Chéjov, Tolstoi, Marina Tsvietáieva, Shakespeare, Joseph Conrad, Melville, Carson McCullers, Cervantes, Miguel Hernández, Pedro Salinas, Teresa de Jesús…
- ¿Y qué otros colegas de generación (o no) destacarías?
- Considero de mi generación a cualquier autor, cuyas obras me conmuevan. Sin embargo, de entre los que nacieron como yo en el siglo XX y a los que no he citado antes, destacaría a algunos poetas, como Philippe Jaccottet, Paul Celan o, mucho más cercano, Pedro Casariego Córdoba.
- ¿Qué es lo que aporta de nuevo a un ámbito tan saturado como el literario?
- No me corresponde a mí decirlo, aunque me gustaría que lo que hago contribuyera a que mis lectores se dejaran arrastrar un poco menos por esa tendencia al maniqueísmo tan habitual en la mayoría de los seres humanos, en la que, estoy convencida, se encuentra el origen de muchos de nuestros males. Soy consciente de que es una batalla perdida. Aún así, vuelvo a planteármelo cada vez que me pongo a escribir.
- ¿Qué es lo más raro que ha tenido que hacer como escritora para sobrevivir?
- Nada. Lo más raro como escritor es sobrevivir.
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