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Manuel Vilariño: «Sigo siendo un artista desorientado»

Segunda retrospectiva de Manuel Vilariño en el CGAC (Galicia). Esta, con un Premio Nacional de Fotografía bajo el brazo. ¿Qué más ha cambiado?

Manuel Vilariño: «Sigo siendo un artista desorientado» abc

manuel muñiz

Vuelta a casa. Manuel Vilariño (La Coruña, 1952) presenta en el CGAC –donde ya había realizado otra retrospectiva en 2002– Tectónica, una muestra que investiga los orígenes de su obra como si de una prospección geológica se tratase, profundizando en su vida y su trabajo a través de cuatro «vetas» temáticas: Poesía, imagen, música y ciencia.

¿Cómo surge volver a realizar una retrospectiva en el CGAC ?

Diría más bien que es la vida en retrospectiva. El punto de partida es un documental que analiza las raíces conceptuales de la experiencia estética de mi obra, la relación con Valente y Zambrano, o mi vida en la Naturaleza. A partir de esa idea, el proyecto tomó una dimensión autobiográfica, un proceso de sumergirse en la memoria, excavar en la intimidad, en los fragmentos de mi propia vida.

¿Siente de forma distinta esta exposición por ser en Galicia?

Hay una luz nostálgica, hay soledad. Desde el principio tuve la sensación de abrir la ventana que da a la melancolía, una mirada retrospectiva sobre lo que ya no es, que sondea en lo oscuro, en los sedimentos de la memoria. El contacto con la poesía de Wallace Stevens, Eliot, Ginsberg o Emily Dickinson o la música de Messiaen determinaron las líneas fundamentales de mi obra. Así, en esa inmersión, saco a la luz diarios, poemas, pensamientos, fragmentarios o mapas; documentos, en algunos casos, de hace más de veinte años.

«Imagen» y «Poesía» tienen relación con su obra. Pero la «Música» sorprende, siendo el silencio uno de sus temas habituales.

Si. Ciertamente, siempre me he sentido muy cercano a la poética del silencio. La música, la poesía, la fotografía, «poetizan», componen silencios. Pensemos en la extrema brevedad de las composiciones de Anton Webern o Cage. En este sentido, es mucho más explícita una pequeña pieza sonora realizada a partir de grabaciones de cantos de pájaros, otro de los posibles hilos conductores.

¿Y «Ciencia», la cuarta veta?

Soy licenciado en Biología. Mi interés por la geología, la ornitología, el bosque, es conocido, aunque es la primera vez que se manifiesta con intencionalidad. En otro sentido, el pensamiento de Thoreau es fundamental en una fase de mi vida. La obra Celda -producida para esta exposición- sintetiza ese transitar del bosque a la cabaña, a la jaula; la existencia aprisionada en una celda.

¿Le cambió la vida el Premio Nacional de Fotografía de 2007?

Sospecho que, más bien, el Premio Nacional favoreció la difusión de mi trabajo. Indudablemente, también ha aumentado el interés institucional, la proyección… No ha modificado mi vocación esteparia. Sigo viviendo en la misma piedra, en el mismo musgo, más preocupado de las borrascas que del ruído de las inauguraciones. Lejos de miradas, me encuentro a gusto. Sigo siendo el mismo artista desorientado.

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