Alberto Rodríguez: «Paesa vendía armas en una juguetería»

El director estrena el 23 de septiembre «El hombre de las mil caras», sobre Franscisco Paesa y Luis Roldán

Alberto Rodríguez José Ramón Ladra

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Alberto Rodríguez , ganador hace dos años del Goya por «La isla mínima» rueda de nuevo. Es una producción que se titula « El hombre de las mil caras » y hace un retrato medio real, medio ficción, de la historia del espía Francisco Paesa y Luis Roldán , y las extrañas circunstancias que acaecieron en dicho capítulo. El director sevillano ya se encuentra en la fase final de montaje y la película se estrenará el 23 de septiembre.

Para Rodríguez, la película ha supuesto un esfuerzo tremendo en lo que a investigación se refiere porque, como dice él mismo: «Hay mil versiones sobre lo que pasó y casi todas son contradictorias entre sí. Hemos investigado a fondo, hablado con mucha gente y lo único que sabemos seguro es que no hay nada claro en este asunto. Lo que sí puedo decir es que esta es una película de tramposos en la que todo el mundo miente, y lo hace continuamente. Aquí hay cosas que van a parecer mentira y que son verdad, y al revés, cosas que son verdades y parecerán mentiras».

El director sevillano ha contado con un elenco de lujo entre los que destacan Eduard Fernández , José Coronado y Marta Etura : «Hemos tenido que ficcionar el relato porque no ha habido manera de enterarse de qué pasó. Yo estoy convencido de que en España solo hay dos o tres personas que saben la verdad de esto. Nos hemos basado en el libro de Manuel Cerdán , pero fuera de él todo son hipótesis».

Rodríguez ha llevado a su equipo a Madrid, París, Singapur y Ginebra , si bien en estas tres últimas localizaciones por poco tiempo porque «el presupuesto no daba para grandes estancias». Al cineasta no parece preocuparle la politización que se va a hacer del filme: «Es solo una historia de timadores , y así hay que ir a verla. Lo que haya por debajo queda a la elección del espectador. No creo que se piense que voy en contra del PSOE o de nadie porque no es así. Solo hemos querido hacer una película entretenida y que tenga un corte diferente. A lo largo de la investigación hubo quien me dijo que los espías extranjeros iban con pistola y los españoles con chequera y algo de eso hemos querido reflejar en la película. No me preocupa la politización del filme, lo que me inquieta es que de aquí a que se estrene la realidad supere a la ficción, algo que, de hecho, ya está sucediendo».

Rodríguez hace hincapié en que el proyecto en sí ha sido un ir y venir con determinados sucesos que han ido apareciendo que eran de manicomio: «Eran cosas de no creer, de Mortadelo . Sabemos que Paesa tenía relación con un traficante de armas y que ambos tenían una juguetería donde por delante estaba el catálogo de los juguetes y por detrás los precios de un AK47, de revólveres o de cohetes. Yo es que no me lo creía. De hecho, quemó una fábrica de chupetes para cobrar el seguro, o esa carta que mandó a Roldán cuando este estaba en la cárcel. La carta tenía faltas de ortografía y le decía algo así como «estás a punto de salir. Acuérdate de los amigos. Brindaremos cuando salgas...» Yo me quedé a cuadros, ¿por qué y para qué le mandaba eso? No se comprende nada de lo que hizo». Al final, lo que queda es que nadie sabe nada seguro de lo sucedido: «Yo no sé si Paesa sigue vivo o muerto -dice Rodríguez- aunque últimamente recibimos un testimonio directo que decía que sí, que esta vez era verdad que había muerto, no como las innumerables veces que antes se dijo lo mismo de él. Era un personaje muy oscuro y en esta historia hay tantos huecos que hemos tenido que cubrirlos con testimonios y otras ficciones ».

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