ARCO 2017
ARCO: ¿Cómo ven el arte argentino sus compatriotas que viven en España?
Comisarios, artistas y directores de feria evalúan cómo se ve el arte contemporáneo desde el otro lado del charco
España y Argentina son como dos viejos amigos que con el tiempo han perdido relación. La XXXVI edición de la Feria ARCO en Madrid hace confluir dos culturas hermanadas por fuertes lazos históricos: el éxodo a la tierra de la plata donde miles de españoles encontraron un refugio y tuvieron una segunda oportunidad. Allí sembraron un poso cultural que todavía se mantiene. En esta ocasión es España quien le cede un lugar privilegiado en Ifema , en su feria de arte más señera.
En las últimas tres décadas ha faltado una relación equilibrada en los intercambios artísticos entre ambos países porque, aunque España sí se interesó «en sus años dorados» por el arte argentino, «la reciprocidad nunca fluyó o lo hizo en un solo sentido», explica Alejandro Zaia , coleccionista argentino y director de ArtMabella . ARCO se presenta como una oportunidad para superar esta situación y dar visibilidad a los artistas .
El principal obstáculo que ve Zaia en la proyección del arte argentino en las ferias españolas es la falta de una estructura sólida en la red de galerías, que «aún no es fuerte pero se está afianzando». También critica la exigua ayuda institucional que, sin embargo, es crucial para sostener contextos artísticos y generar competencia. De la misma forma, el comisario Mariano Mayer , una de las voces más autorizadas de este ARCO 2017 , cree que «las plataformas institucionales no se imponen como el motor principal».
Olvido institucional
La voz de algunos artistas argentinos que salieron del país para producir su obra también clama por el desamparo de su Ministerio de Cultura. Según el creador Gonzalo Elvira , afincado en Barcelona, pudieron salir de la tierra de la plata porque el Gobierno anterior dio un «pequeño impulso» a la cultura para que diese el salto internacional que «tanto cuesta desde Argentina» . Después del salto, el abandono mantiene a los artistas en la misma situación de precariedad.
«No tenemos ni un clavo para colgar en la pared de la galería»
Cristian Bagnat
«No tenemos ni un clavo para colgar en la pared de una galería»: el pintor Arturo Prins parafrasea a uno de sus compañeros argentinos instalados en España, Cristian Bagnat , que como él sufre la losa de la indiferencia por no ser «una figura que vende millones». Prins es artista y argentino. Estableció su hogar en la Península hace 27 años para desarrollar su obra y, además del olvido al que le siguen relegando las instituciones del país invitado a ARCO , se ha encontrado con las puertas cerradas de las galerías españolas .
«Los galeristas aquí no nos hacen ni caso porque quieren autores internacionales, qué les presento entonces, la obra o el pasaporte?», sentencia Prins ante estas «extrañas exigencias». « Las distinciones en el arte no funcionan , cada artistas es un universo y lo que aporta no es su nacionalidad». Mayer confirma que las diferencias entre el mercado del arte español y el argentino residen más en la dimensión «cuantitativa» que de otro tipo. A ojos del comisario, el país sudamericano cuenta con « menos instituciones públicas » con capacidad de apoyar el arte contemporáneo y « un número menor de coleccionistas ». Son los voluntarios quienes sostienen las estructuras, y el «afecto y la fuerza común» los que institucionalizan y reconfiguran los canales de producción. «La gente hace arte por necesidad», puntualiza Gonzalo Elvira.
A pesar del descuido institucional , la potencia creativa del país se conoce internacionalmente por la voluntad, el entusiasmo y la pasión que ponen en todo lo que les gusta y los representa. Se percibe con la lectura de un poema desgarrado, asistiendo a un partido en La Bombonera o contemplando sus anuncios publicitarios.
Después de haber tenido que abandonar su país en busca de oportunidades en el exterior, todavía hay días que Dalila Virgolini –artista– busca su calle de Buenos Aires en Google Street View: «Me resultan paisajes marcianos, noto la diferencia entre el viejo continente y el nuevo».
Polifonía cultural
Para Gonzalo Elvira sus raíces son el punto de partida: «Mi tierra influye mucho en mi trabajo porque está presente en mi manera de mirar que, obviamente, se ha enriquecido cuando he venido a España. Los argentinos en el arte somos todos mestizos ». Federico Spossato , sin embargo, encontró un hándicap en el entorno cultural en el que creció, del que supo sacar todo el partido manifestándolo en su obra, un compendio de información recopilada de diferentes post del entorno digital en los que analiza de forma muy particular el cómo se construye el género en torno a la identidad masculina. «Es una crítica basada en mi experiencia personal, de joven mi familia se mudó al centro de la Pampa y allí descubrió una sociedad muy anclada a la tradición, no encajé y por eso desde entonces siempre sentí cierto rechazo a esos valores tan arraigados como el de la masculinidad. Por eso quizás tampoco tuve mucho sentimiento de pertenencia».
«Allí tenemos una potente escena contracultural»
Gonzalo Elvira
Sin embargo, a los artistas argentinos les define una cualidad que todos comparten: las ganas. « Todo funciona con mucho entusiasmo , a pesar de la precariedad somos capaces de crear cosas muy buenas. Mucha gente expone, crea… hay una efervescencia increíble y una potente escena contracultural».
Elvira señala además que pese a la gran calidad artística de su nómina de creadores, tal y como pasa en España, en su país la sociedad tampoco los valora lo suficiente. Otro punto de convergencia que destaca entre las dos culturas es el lamento , «desde el flamenco al tango».
El ojo crítico de Arturo Prins, como superviviente de sus dos patrias, hace alusión a la fusión cultural entre ambas y la califica como determinante en las manifestaciones artísticas actuales: «Los judíos, italiano, vascos, gallegos …todos esos inmigrantes que llegaron a Argentina no hicieron otra cosa que no fuese luchar por salir adelante en un país nuevo, deshabitado. Dejaron un poso claro en la cultura y el carácter de las diferentes regiones. Por eso el argentino actual es individualista, porque no ha habido una conformación de unidad sino de muchas diferencias, es un país hecho de inmigrantes que utilizaron la imaginación para superarse , pelear y aguantar».
En ARCO encontramos las piezas de este puzle de culturas que encajaron a lo largo del pasado siglo de una forma tan precisa hasta crear una identidad reconocible internacionalmente . Todo el mundo sabe cuando algo es argentino, cuándo tiene la profundidad y los matices de ese crisol que se aglutinó y lucha por consolidarse en el entorno artístico.
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