en la muerte de carmen balcells

«El mundo editorial será otro»

Editores que trabajaron con Balcells recuerdan a la agente literaria como pieza clave en la revolución del sector y como negociadora especialmente hábil

«El mundo editorial será otro» efe

d. morán

Original, leal, llena de ideas, irrepetible, excepcional.... Son muchos las palabras con las que algunos de los editores que han trabajado durante todos estos años con Carmen Balcells han querido despedir la agente literaria, pero si hay dos aspectos que se repiten, dos cualidades que, a ojos de quienes la trataron, conforman los pilares de la agente literaria como pieza imprescindible de las letras españolas, son las relacionadas con la negociación y la revolución del sector. «Contribuyó a la profesionalización del escritor, y consiguió que los autores, además de creer en su obra, también creyeran en sí mismos y en su profesión», destaca Emili Rosales, director editorial de Destino y Grup 62. «Siempre velaba por los intereses de sus autores y era muy buena negociando, pero no era especialmente dura», añade Rosales, para quien gran parte del trabajo actual del sector editorial «bebe de lo que ella consiguió».

«Era muy original, y eso siempre es algo temible para los editores. Era inesperada, y eso para negociar a veces es complejo», apunta Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, para quien la muerte de Balcells marca un antes y después en el sector. «El mundo editorial será otro». «Cambió la manera de vender los derechos en nuestra lengua», apunta Reyes, desde cuya editorial han tenido que negociar por autores tan notables como Mario Vargas Llosa o Julio Cortázar. «Era una gran negociadora. El hacer las cosas de una misma manera siempre no entraba en su manera de pensar. Sabía que ese era su poder y era muy buena haciendo lo que hacía», señala.

Para Claudio López Lamadrid, director de la división literaria de Penguim Randon House, Balcells es una pieza «tan importante, tan fundamental», que permanecerá a pesar de todo. «Va a seguir presente en las prácticas editoriales», asegura Lamadrid, para quien para quien la relación profesional siempre fue de la mano con la personal. «Era muy buena negocianta, muy dura, pero también muy comprensiva y leal». «Una de las últimas veces que la vi me tenía que ir a Madrid en e AVE y me había preparado una cesta de picnic. Esa era Carmen», recuerda el editor.

El editor de Anagrama, Jorge Herralde, estrechó lazos con Balcells a finales de los sesenta, cuando empezaba a dar forma a su editorial y, a pesar de «los altibajos propios en la relación de cualquier editor con un agente», siempre mantuvo una relación cómplice con Balcells. «La sintonía del humor nos unía mucho», señala Herralde al tiempo que recuerda cómo el año pasado aún le invitó a dos comidas en su casa, una con Vargas Llosa y otra con Wendy Guerra. «Era una anfitriona fastuosa que recibía a pie de ascensor», explica.

«Tenía autores menos destacados, pero cuando era realmente dura era cuando negociaba García Márquez, Vargas Llosa o Juan Marsé. Entonces era dura, difícil, complicada...», señala el editor barcelonés sobre la faceta profesional de una Balcells, que, añade, «importó el modelo americano cuando en Europa el editor era el agente del escritor» e introdujo una serie de cambios y cláusulas «que el editor aceptaba a regañadientes». «Hay que decir que en conjunto respondían a una nueva lógica y no a la lógica feudal previa», apunta Herralde.

Un futuro incierto

La muerte de Balcells, sin embargo, añade un poco de incerteza al futuro de su agencia editorial. Máxime después de que, más de un año y medio después que de Balcells y el todopoderoso Andrew Wylie anunciasen un acuerdo empresarial para crear una agencia literaria global, todavía no se haya concretado en nada aquella fusión.

Tampoco ayuda el hecho que el pasado mes de septiembre se conociese la salida de Guillem D'Efak, a quien Balcells nombró como su sucesor a principios de 2014 y que ya no trabaja en la empresa. Para añadir un poco más de confusión al asunto, el propio Wylie anunció a finales de verano la creación de The Agency Wylie en España, una sede con la que el agente literario estadounidense busca expandir su catálogo a fuerza de incorporar autores en españool,

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