Literatura
La Biblioteca Nacional recuerda que ha pasado un año sin la «maga blanca»
El homenaje a Ana María Matute se ha desarrollado entre amigos y admiradores
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Como en su vida los únicos malvados estaban en sus novelas, en el homenaje que la Biblioteca Nacional le ha hecho ayer a la autora de esta frase, Ana María Matute , sólo había amigos y admiradores que hubieran preferido tenerla entre ellos en vez de recordarla en el primer aniversario de su muerte.
Así lo ha reconocido la escritora y amiga personal de Matute Juana Salabert, quien ha reconocido que conocer desde que tenía 17 años a la escritora catalana, «una de las mayores figuras de la modernidad universal», ha sido para ella «un regalo de la vida».
A falta de unos días para que sea la fecha exacta en la que el mundo de las letras se quedó sin su «maga blanca», la BNE ha organizado este acto de recuerdo en el que además se ha estrenado el cortometraje «Demonios familiares», dirigido por Ángeles González-Sinde , también presente, y basado en la novela homónima de la autora de «Olvidado rey Gudú».
Un trabajo éste encargado por la agente literaria Carmen Balcells y en el que González-Sinde ha contado con la actriz Alicia Hermida.
«Me costó bastante encontrar una fórmula porque no es fácil reducir a un cortometraje una historia que es extensa. Es una historia de época que ocurre en el verano del 36 y no está terminada», ha detallado la ex ministra de Cultura.
Pero la parte más emocional la ha protagonizado Salabert, para quien la «letra k» de la Real Academia de la Lengua desde 1998 era una «maga de la existencia».
«Matute era una soberana cuentacuentos y una artífice de la modernidad literaria, era también una artista de la vida. Una mujer que no tenía edad, o que tenía todas las edades. Era la personificación absoluta del encanto. Conocerla era quererla», ha dicho.
Pero Salabert ha destacado también la «ausencia de maldad» de la que fuera ganadora del Premio Nacional de Literatura Infantil por «Sólo un pie descalza».
«Había muy poca gente que no la quisiera, pero los pocos que había no se los tomó nunca en cuenta. Ella siempre decía: Para mi los malvados sólo existirán en mis novelas», ha añadido.
En este sentido, la escritora también ha contado que Matute era «de verdad», así como que en ella estaba «intacta la curiosidad»: «Todo le interesaba y le divertía».
Una fuerza vital que, junto a su legado literario, hace que, como ha puntualizado, su pérdida sea «absolutamente irreparable».
Para la organización de este homenaje, la Biblioteca Nacional ha contado con la colaboración de la editorial Destino, donde Matute siempre publicó; así como con la agencia literaria Carmen Balcells.