El origen de los insultos más populares
El insulto cuya gravedad aumenta con el paso del tiempo
Cuando uno no se recupera del aturdimiento pasajero, puede quedar pasmado para siempre
![El insulto cuya gravedad aumenta con el paso del tiempo](https://s3.abcstatics.com/Media/201502/09/paco-leon-luisma--644x362.jpg)
La concentración es una cualidad muy difícil de mantener durante un largo período de tiempo. Existen multitud de condicionantes que pueden entrometerse en el camino más directo hacia el cumplimiento de nuestros objetivos. El amor, una cerveza fría, el último programa de dudoso humor que echan en la tele,... y así sucesivamente hasta completar una larga lista de distracciones que pueden reducir nuestra capacidad de atención hasta niveles insospechados. Es por ello que el insulto que hoy nos atañe debe su existencia al mayor o menor grado de aturdimiento. ¿Se imaginan a cuál nos estamos refiriendo? Quizás un lelo, después de leer esto último, aún no se haya dado cuenta.
Pancracio Celdrán, en su «Inventario General de Insultos», explica precisamente que «uno de los ingredientes semánticos de este calificativo, básicamente ofensivo, es el aturdimiento, que cuando es pasajero, el lelo es sólo un alelado temporal. Lo grave es cuando no se recupera de ese estado, y queda lelo, es decir: pasmado para siempre. El lelo es sobre todo un fatuo, de muy lento entendimiento. uno el calificativo de lelo».
Asi señala el autor que ese mismo contenido semántico le da el Diccionario de Autoridades, que es cuando se testimonia la palabra por vez primera en forma escrita. «Este hecho hace que sea demasiado tardío su uso para que proceda, como quieren algunos, del término griego lalos, es decir, bobo. ¿Para qué recurrir a idioma tan culto para crear palabra que tenía ya cien posibles maneras de realizarse?»
Buscando respuestas a la pregunta anterior, Celdrán encuentra en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, de Joan Corominas, una vía de escape «cuando afirma que es término de creación expresiva, parecida al francés gagá, o al catalán babau».
En el refrán de las Aventuras de don Procopio en Paris, cuplé estrenado en 1907 en el Kursaal Central, por la Fornarina (la madrileña Consuelo Vello Cano), se lee:
Y luego, al colocarse todas en fila,
don Procopio, alelado, igual decía:
«Comprendo que estén locos
con la machic,
que es el baile de moda
que baila toda la gente chic».
Noticias relacionadas
- El insulto que acabó con Cleopatra, la reina más bella de Egipto
- El gafe, según Alfonso X El Sabio: cornudo, traidor y hereje
- «En Cádiz dicen julay al sinvergüenza, pero en Navarra llaman así a los gitanos»
- La filosofía del abrazafarolas: «Que hablen de ti, bien o mal, pero que hablen»
- Así era el sujeto miserable y ruin que perseguía el Fuero de Madrid