XX Salón del Manga de Barcelona
Coincidiendo con el puente de Noviembre y la festividad de Halloween, se ha celebrado en Barcelona el evento más importante de esta temática en España y uno de los mayores de Europa
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Este año el Salón, ya en su vigésima edición, tenía varios cambios que han sido fuente de quejas en algunos casos y en otros bastante acertados.
La venta limitadas de entradas ha supuesto algún que otro quebradero de cabeza para los visitantes, sobre todo el sábado, ya que el cartel de completo se colgó en Internet el martes anterior. La idea era tener un aforo más acorde con el espacio, lo cual en efecto ha resultado en un entorno más despejado, menos agobiante que en otras ediciones. Sin embargo las colas siguen siendo muy largas: en algunos casos los visitantes han tenido que esperar hasta dos horas antes de poder entrar lo cual ha provocado cierto grado de irritación general.
Al contrario que en otras ediciones, el escenario principal se colocó en el exterior, bajo una gran carpa y, a pesar de las dudas iniciales, se reveló una idea acertada. La ausencia de viento y el buen tiempo acompañaron en este sentido, ya que las actuaciones y los concursos se beneficiaron del gran aforo y la calidad del escenario, además de ser el centro de la atención, mientras que los visitantes y trabajadores en el interior tenían un mayor espacio y menos ruido.
Hubo alguna queja por el nuevo sistema de firmas, ya que la forma de inscripción por internet resultaba ser demasiado aleatoria y la obligación a comprar un tomo del autor no gustó demasiado, sobretodo a aquellos que ya tenían en sus casas el volumen. Y es que una cosa es el negocio y otra la deferencia hacia los fans, que a fin de cuentas son los que mueven este mundo.
Esta edición contó con un mayor número de stands, pero sobretodo con una mayor variedad, que lo ha acercado a más gente. En particular se ha notado cierta evolución en la calidad de paneles informativos sobre la cultura japonesa, los artistas y la música del país asiático, junto con ciertos aspectos de su gastronomía y productos típicos. Como siempre, los stands de merchandising, manga y similares, son los que más han atraído el público general, pero los de ilustración y las editoriales también han tenido mucho éxito. Se agradece además que hubiera puntos de venta de otras temáticas, como el «Steampunk», el comic europeo o de láminas de gran calidad como las de Yasunobu Shidami y autores locales como los siempre amables Pedro Ramón Martínez y Marta Nael. La parte dedicada a Pokemon, un juego y serie anime que sigue teniendo muchísimo tirón, era enorme, ya que se trataba de una edición especial para este Salón.
Uno de los eventos que más público atraen son los concursos de «Cosplay». Si bien todo el evento, durante los cuatro días, está plagado de visitantes disfrazados de sus personajes favoritos de manga, anime videojuegos y películas , los concursos reúnen a los mejores cosplayers del país. Este año ha habido nada menos que cuatro: el European Cosplay Gathering, el Clara Cow’s Cosplay Cup, el prestigioso World Cosplay Summit y un concurso especial de Cosplay de Pokemon.
En todos los casos hubo bastante calidad, tanto en los disfraces como en las actuaciones, salvo algunas excepciones y los ganadores han sido en general acertados. Habría que destacar la pareja ganadora del WCS, Dani y Virginia, que se presentó con un magnífico Cosplay basado Capitán Harlock, tanto más interesante cuando en 2015 se estrenará la esperada película sobre este fascinante personaje.
Los cosplay de Pokemon no han estado siempre a la altura de la expectativa, pero nos ha sorprendido un enorme Blastoise peleando contra un Charizard, que han sacado largos aplausos del público y muchas risas.
La lista de eventos era bastante larga, pero habrá que destacar los de karaoke, que siempre son muy queridos por el público y en el que hubo un nivel mucho más que aceptable y presentados por una simpática Haru-chan; el de baile donde varios grupos se han lucido sobretodo el domingo y los conciertos del grupo japonés Loverin Tamburin, cuya cantante Aya nos dejó impresionados con sus trajes inspirados en animes y una gran facilidad para ganarse el público.
En conclusión, ha sido una edición con muchos visitantes y mucha variedad de productos, espectáculos, debates y actividades para todas las edades, que ciertamente no cubrirá las necesidades de todos los aficionados y dejará con un sabor agridulce en otros, pero que en general ha sido del agrado de la mayoría. Para próximos años, la organización debería pensar en poner remedio a las largas colas que siempre empañan la imagen de este tipo de eventos.
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